En primer lugar, es necesario recordar la importancia que tiene el sector residencial para el consumo de energía en nuestro país y establecer una comparación con el resto de países de su entorno. Los siguientes gráficos muestran el consumo final de energía por sector de la economía para España y la UE-27, así como la evolución que han seguido esos porcentajes durante las últimas dos décadas.
Los datos de ambos gráficos muestran que, aunque la importancia que tiene el sector residencial en España es menor que en la UE, en términos de consumo final de energía, durante los últimos años se ha producido un importante aumento del peso de este sector. El ‘Energy Efficiency Status Report’ apunta una serie de factores que afectan al consumo residencial de energía y, por lo tanto, podrían explicar esta evolución:
• Climatología.
• Población.
• Número y tamaño de viviendas.
• PIB per cápita.
Como ya hemos apuntado en otro post, España tiene un clima más cálido que la mayoría de países de la UE, lo que hace que el consumo residencial para calefacción; la mayor fuente de consumo energético de los hogares, sea menor que en el resto de países miembros. Este factor explicaría en gran medida el menor consumo residencial de España. En este punto se debe tener en cuenta que el aumento de temperaturas que se está produciendo durante los últimos años tendrá un impacto mayor en nuestro país y aumentará el consumo para equipos de aire acondicionado.
Por otro lado, el resto de factores mencionados podrían explicar el aumento que se ha producido durante los últimos años. En primer lugar, un aumento poblacional conllevará un aumento del consumo. Según los datos de Eurostat, durante el periodo comprendido entre 1999-2010 la población en España creció un 15,5% en comparación con un 4.05% en la UE-27. El siguiente gráfico muestra la tasa de crecimiento del consumo final y per cápita de energía residencial. Los datos muestran que el consumo per cápita es menor, por lo que una parte del aumento se debe a la población, sin embargo, la tasa de crecimiento per cápita sigue siendo mucho mayor que la correspondiente a la UE-27, lo que indica que hay otros factores en juego.
En segundo lugar, un aumento del número y tamaño de las viviendas producirá un aumento del consumo energético residencial. En cuanto al tamaño de los hogares españoles, este se ha mantenido más o menos constante durante la última década, pasando de 87,64 m2 en 2000 a 90,23 m2 en 2010 según los datos de Odyssee. Estas magnitudes están ligeramente por encima de la media europea, que en el año 2010 era de 85,79 m2. Por lo tanto, este no ha sido un factor determinante de ese crecimiento. Sin embargo, el siguiente cuadro muestra el importante aumento en el stock de viviendas permanentemente ocupadas que sí debieron haber influido en el aumento del consumo.
Por último, a priori, es difícil predecir el signo del efecto que tiene el PIB sobre el consumo. Por un lado, un aumento del PIB per cápita conllevará un aumento de las adquisiciones de electrodomésticos y otros equipamientos electrónicos en los hogares, aumentando así el consumo de energía, como se puede ver en la Figura 4. Sin embargo, también se podrían estar produciendo reemplazos de equipos obsoletos por otros con mayor eficiencia energética, lo que reduciría el consumo. A pesar de eso, el uso de electrodomésticos más eficientes también podría dar lugar a mayor uso, lo que se conoce como ‘efecto rebote’ y, por lo tanto, esto volvería a aumentar el consumo.
La conclusión que se debe sacar de estos datos es que ponen de manifiesto que, a pesar de que el sector residencial en España está por debajo que la UE en términos de consumo energético, durante los últimos años se ha producido un aumento del consumo en este sector, y por lo tanto, debemos atender a esta evolución, analizando los factores que la producen para poder actuar en consecuencia a través de políticas públicas adecuadas.
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