22 agosto, 2011

Contabilidad verde en EEUU

Aunque ya se lleva mucho tiempo hablando de contabilidad ambiental, hay reglas ya acordadas de los sistemas contables, e incluso nuestro INE publica cuentas ambientales, en casi todos los casos son cuentas satélite: es decir, no se integran a la hora de calcular el PIB. Yo creo que, más que nada, porque si se hiciera así, el crecimiento del PIB a lo mejor salía negativo, y claro, a ver qué político aguanta eso...En todo caso, resulta interesante ver una aproximación al asunto, como la que hacen Muller, Mendelsohn y Nordhaus en este paper. Lo más llamativo: el carbón causa más daños que el valor que aporta. Según esto, ¿tiene sentido primar el carbón nacional? Tampoco escapan bien las incineradoras, o curiosamente, las plantas de tratamiento de agua (posiblemente porque el agua es muy barata y no han incluido los beneficios sanitarios del agua potable). 
NOTA: Una aplicación interesante de esto sería, en el próximo Observatorio BP de Energía y Sostenibilidad, detraer los daños ambientales de los flujos económicos del sector energético, a ver qué sale...

Nueva tecnología de enriquecimiento de uranio: ¿bueno o malo?

Parece que General Electric ha conseguido poner a punto una tecnología de enriquecimiento de uranio que puede bajar el coste a la mitad. E inmediatamente se ha montado el lío: unos la defienden a ultranza como la llave para reducir emisiones de CO2 y aumentar seguridad energética, y otros temen que esto facilite el construir bombas nucleares. En este caso, yo comparto más las preocupaciones de los segundos. Y no porque no me parezca importante lo primero, sino más bien porque esta tecnología hará poco por mejorarlo. El combustible nuclear ya es muy barato, así que aunque su coste se reduzca a la mitad no va a haber grandes diferencias en el coste de la electricidad, porque lo importante es el coste de inversión (algo que, por otra parte, no está nada claro). Es decir, que no creo que esta tecnología cambie significativamente la situación de la energía nuclear para bien. Si se pudiera utilizar para conseguir más fuentes de combustible para la nuclear, o para transmutar los residuos, o para algo así, pues quizá sí tuviera sentido. Pero ahora mismo creo que los inconvenientes compensan a las ventajas.

05 agosto, 2011

El costo energético de vivir bien

Hoy me he encontrado en Enervía con este artículo, que no puedo evitar comentar: el autor comienza argumentando que hace falta energía para alimentar el crecimiento económico (cosa que no tiene mucha discusión, la verdad). Pero a continuación, o más bien, entre medias, nos trata también de convencer de que cuanta más energía, mejor. Y claro, aquí es donde uno salta: no siempre más es mejor. Como casi siempre, lo mejor es ser más eficiente, no consumir más de lo necesario. Y si podemos crecer lo mismo con menos energía, pues mucho mejor. Si uno mira cómo nos comparamos en términos de intensidad/eficiencia energética con Europa (y no nos limitamos a una simple comparación del consumo de electricidad por autonomías) vemos que sí es posible crecer lo mismo o más con menos energía, y además ahorrar pasta por el camino. Y sí, la eficiencia tiene un límite, y también tiene efectos rebote, y más problemas...pero todavía nos queda a pesar de ello mucho recorrido que tenemos que aprovechar. Desgraciadamente, es habitual encontrarse con muchos oponentes de la eficiencia: parece que esto del ahorro es algo retrógrado, que disminuye el confort, y que además, al usar menos energía, nos hace ser menos competitivos. Pero todo lo contrario: si somos más eficientes en el uso de la energía, seremos mucho más competitivos, reduciremos nuestros gastos no necesarios, y no perderemos bienestar. Energía sí, pero de forma inteligente.