Como ya adelanté hace algún tiempo, este año va a ser el año de la innovación, al menos en Economics for Energy. Además de los muy buenos papers sobre el tema que se discutirán en el seminario de A Toxa del próximo junio, la innovación en energía es el tema escogido para nuestro informe 2012. ¿Por qué damos tanta importancia a la innovación en energía? Por varias razones:
- en primer lugar, porque la innovación es lo único que nos permitirá resolver los principales problemas a los que se enfrenta el sector energético desde el punto de vista de su sostenibilidad a largo plazo: encarecimiento de los combustibles, impacto ambiental, acceso a la energía...En un mundo de recursos finitos, la única forma de mantener el bienestar a largo plazo (es decir, de ser sostenible) es ser innovadores para ser más eficientes y eficaces. En energía esto supone innovación en la oferta (energías renovables más baratas, por ejemplo) y en la demanda (nuevas tecnologías para permitir la gestión de la demanda, para facilitar el ahorro y la eficiencia, etc.);
- en segundo lugar, porque el mercado por sí mismo no es capaz de proporcionar el nivel de innovación que necesitamos: la innovación, el conocimiento en general, es un bien no rival, y por tanto, cuanto más gente lo pueda disfrutar, mayor será el bienestar de la sociedad. Pero como además, en principio es un bien no excluible, nadie estará dispuesto a pagar por él, y por tanto, será producido a un nivel inferior al óptimo. Esto, entre otras razones, justifica un cierto papel del Estado para corregir esta externalidad (aunque habrá que ver cuál es este papel);
- en tercer lugar, porque España no está demasiado bien en este asunto. Como ya estamos comenzando a observar en las estadísticas, ni por los índices de innovación que se elaboran, ni por los gastos en I+D en energía, ni por los resultados científicos en este campo parece que España tenga mucho de lo que presumir. Para más inri, justo en estos tiempos en que hace tanta falta (ver las dos primeras razones) nuestro gobierno está reduciendo el gasto en este campo. Por supuesto, la reducción del gasto no es necesariamente equivalente a un empeoramiento de la innovación, pero no es un buen síntoma, sobre todo cuando no va acompañada de una reforma en las estructuras de innovación.
- ligado a lo anterior, y en cuarto lugar, un tema no menor en estos días: la innovación, el conocimiento, son apuestas imprescindibles para salir de la crisis. Si realmente queremos cambiar nuestro sistema productivo para hacerlo más robusto frente a burbujas, si realmente queremos crear riqueza nacional, valor añadido del bueno, no dependiente de subsidios, la solución es invertir en conocimiento. Afortunadamente, algunos de nuestros dirigentes comparten la idea, que ahora tendremos que esperar lleven a la práctica (véase el apartado anterior).
Pero el que haya muchas razones para estimular la innovación no quiere decir que sea fácil hacerlo. De hecho, la innovación tiene un problema añadido, y es que, por su propia naturaleza, amenaza el "status quo", cambia las reglas del juego, cambia los instrumentos, cambia todo. Aunque la sociedad en general gane con ella, los agentes establecidos pierden (salvo, claro, que sepan subirse a tiempo al tren). Por eso típicamente no hay lobbies que defiendan la innovación.
Para contribuir en parte a resolver algunos de estos problemas, además de diagnosticar la situación en España, el informe también pretende ofrecer algunas respuestas, como ya ha hecho Laura Díaz Anadón y su equipo para EEUU (de hecho, Laura va a co-dirigir este trabajo para Economics). Así, y sabiendo que no podremos llegar al final del asunto por limitaciones de tiempo y espacio (de hecho, la idea es que este informe constituya el germen de una futura tesis doctoral), nos proponemos analizar o al menos introducir temas como:
- el papel de las patentes, un asunto verdaderamente complejo: si bien las patentes, al asignar un derecho de propiedad sobre el bien público, incentivan su producción, también limitan la extensión del bienestar. De hecho, hay gente que se plantea si realmente copiar una patente es robar o no...
- una herramienta interesante de promoción de la innovación, los premios. Aquí va un ejemplo aplicado a España, y aquí un resumen de cómo los utiliza el gobierno de EEUU.
- el papel del Estado en la innovación, y si es mejor estimular la innovación tecnológica mediante la I+D, mediante señales de precio (la llamada innovación inducida) o mediante políticas "market-pull" como las primas a las renovables. O si debe hacerse mediante grandes centros como los famosos Bell Labs.
- ¿dónde hay más innovación, en un monopolio o en un mercado competitivo? De nuevo, no hay una respuesta clara, aunque parece que a largo plazo lo realmente interesante es la competencia.
- y, por supuesto, cuáles serían los beneficios para nuestro sistema energético de la innovación. Por ejemplo, ¿cuál sería la diferencia de costes o impacto ambiental en 2050 por usar tecnologías más innovadoras? Algo así ya miramos en nuestro anterior informe sobre eficiencia, ahora queremos extenderlo a todo el sector.
La entrega del informe está prevista para el final del otoño. Entre tanto iremos adelantando resultados de interés.
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