A mediados de este mes la prestigiosa revista The Economist lanzaba el siguiente artículo sobre el Mercado Europeo de Derechos de Emisión (EU-ETS); “ETS, RIP?”. Y es que el pasado 16 de abril el Parlamento Europeo votó en contra de reformar el Mercado y aliviar así el exceso de emisiones mediante el “backloading”, haciendo mucho daño a este, tal y como Magdalena advertía que podría pasar. El instrumento europeo estrella de lucha contra el cambio climático se encuentra en entredicho, con precios de los Derechos de Emisión (EUAs) entorno a los 3€/tonC02 (ver figura). Según el citado artículo, el EU ETS podría hundirse. Este estado repercutirá en uno de los objetivos del EU-ETS, servir como ejemplo de instrumento coste-efectivo para la reducción de emisiones. Pero a pesar de esto, en los últimos años están surgiendo iniciativas cap-and-trade, regiones como Australia, Corea del Sur, Tokio, o ciudades chinas, etc. Por lo que comenzó Europa, no parece que se pueda parar a nivel mundial.
Fig. Fuente: SendeCO2. |
En principio el backloading aún se puede conseguir, ya que la propuesta se va a volver a enviar al Comité de Medio Ambiente para su debate. Pero, según The Econcomist, parece improbable que a corto plazo las reformas salgan adelante, por la oposición de las grandes industrias de Europa, sobre todo las más intensivas en energía. Para el secretario general de EUROELECTRIC, los derechos de emisión serán “bonos basura”.
Estos problemas en el EU-ETS están provocando que los nuevos Sistemas cap-and-trade se cubran contra estas contrariedades, y de esta manera “el EU-ETS se convierta en el ejemplo de lo que no se debe hacer”, dice Jeff Swartz, de la International Emissions Trading Association (IETA). Por ejemplo, China podría establecer en su propio Sistema unos precios máximos y mínimos (dentro de una banda de precios). El artículo considera que China está decidida a frenar sus grandes emisiones y considera que la implantación de sistemas cap-and-trade es esencial. Pero, conociendo las debilidades del EU-ETS, China y otros países (Brasil, Turquía, etc.) que comiencen a desarrollar estos mercados, lo harán evitando las contrariedades europeas.
Esta paralización del intento de solucionar el problema de excesos de derechos del EU-ETS, con precios actualmente por debajo de los 3€/EUA también son una gran losa en la tentativa de conseguir un precio de la tonelada de CO2 global, a través de la unión de los diferentes mercados de emisiones que están surgiendo. Un ejemplo de esto es el caso del mercado de California, con precios por encima de los 13$/tonCO2. La vinculación con el EU-ETS hundiría sus precios.
Debido a la falta de un precio suficientemente alto del CO2, lo que está ocurriendo en Europa es que se están volviendo más rentables las centrales de carbón que las de gas. Según World Resources Intitute, en Europa se están planteando 69 plantas de carbón (60 GW).
Esta votación, por lo tanto, ha hecho que el más importante instrumento contra el cambio climático de la UE quede en entredicho y parece, según The Economist, que las políticas climáticas volverían a orientarse a niveles nacionales.
Existen recientes estudios que abordan los problemas del Mercado Europeo de Derechos de Emisión y aportan posibles soluciones como: Hermann y Matthes (2012), Morris (2012) o el ENVI (Comité del Parlamento Europeo de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria).
Una de las más recientes propuestas se presentó la semana pasada por parte de la Netherlands Environmental Assessment Agency: “Evaluation of policy options to reform the EU Emissions Trading System”. En este informe se repasan y analizan cuatro de las seis propuestas para reestructurar el EU-ETS que la Comisión europea publicó en noviembre de 2012:
- reducción de la oferta de derechos de emisión;
- ampliar el EU-ETS a otros sectores;
- imponer un precio mínimo a los derechos de emisión subastados;
- combinar EU-ETS con un impuesto sobre el carbono.
Las principales conclusiones del informe son que una retirada de derechos es una solución para un problema concreto, pero este ajuste no previene para nuevos imprevistos, los cuales requerirían otros ajustes ad-hoc.
Por otro lado, ampliar el número de sectores que pertenezcan al EU-ETS, por ejemplo mediante la introducción de los combustibles para el transporte por carretera, contribuirían a la escasez de derechos.
La fijación de un precio mínimo de subasta (un suelo) proveería al mercado de mayor robustez frente a exceso de oferta o shocks de demanda. Además daría una señal más clara para la reducción de emisiones y la inversión en tecnologías no carbónicas al tener más certeza sobre el precio de los derechos.
En el supuesto de crear un impuesto sobre el uso de la energía de origen fósil sobre todos los sectores, que se complementara con el EU-ETS. Esto induciría directamente a la reducción de emisiones tanto dentro como fuera del EU-ETS. Debido a esto se podría provocar un colapso del precio de los derechos por una gran bajada de la demanda de los mismos.
Como ya hemos dicho, los actuales precios (3€/EUA) son mucho menores a los planeados (sobre 30€), por lo que no se proporciona un claro incentivo para la reducción de emisiones; no se asegura las inversiones en tecnologías no carbónicas, poniendo en entredicho los objetivos de reducción fijados por la UE. Pero además, obstaculiza algo para lo que estaba previsto, incentivar la creación de un Mercado de CO2 mundial.
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