A mediados del mes pasado, la Comisión Nacional de Energía aprobó un informe marco sobre la demanda de electricidad y gas natural y su cobertura en el corto-medio plazo (2012-2016). En dicho informe analizan, en primer lugar, el estado actual de la demanda, la oferta y las infraestructuras. Observan que la demanda eléctrica peninsular en 2011 se redujo en un 2,1% con respecto al año anterior, debido a la crisis y a las elevadas temperaturas registradas ese año, mientras que en 2012 la caída fue del 1,5%. Por su parte, la demanda de gas natural en 2011 tuvo una reducción del 6,6%, si bien la demanda convencional solo se redujo en un 0,4%, frente a la caída del 18,7% en el consumo de gas para generar electricidad. En 2012 se observa un incremento en la demanda convencional del 5,1%, mientras continúa el descenso en la demanda de gas para generar electricidad (-23%).
A continuación, realizan una estimación de la demanda de electricidad y gas natural en los próximos años. Consideran, en el escenario central, que la demanda peninsular de electricidad se reducirá ligeramente en 2013 (-0,3%), aumentando los siguientes años (un 1,2% en 2014, un 1,9% en 2015 y un 3,2% en 2016), mientras que la demanda de gas natural también caerá en 2013 (-2,64%) para luego ir aumentando en los años siguientes (un 2,95%, un 8,48% y un 7,85% en 2014, 2015 y 2016, respectivamente). Con respecto a la evolución de la oferta, en el caso de la electricidad, el bajo crecimiento de la demanda y la falta de financiación no están facilitando la entrada en funcionamiento de nuevas centrales de generación, mientras que en el gas natural hay una tendencia decreciente en el conjunto de aprovisionamientos hasta 2014, pero creciente a través de gasoducto desde 2013, de modo que existe capacidad disponible para los próximos años, tanto por conexiones internacionales como en las plantas de regasificación.
Una vez analizadas tanto la demanda como la oferta, estudian la cobertura de la demanda, tanto sin tener en cuenta posibles restricciones de red como considerando la evolución de la red de transporte y distribución. Así, con respecto a la electricidad, se observa un margen de seguridad superior al 10% en todos los años, en los distintos escenarios considerados, y tanto en la temporada de invierno como en la de verano. Para el gas natural, utilizando un criterio bastante restrictivo que considera la capacidad nominal de las infraestructuras de entrada y las conexiones internacionales reversibles y de exportación al 70% de su capacidad nominal de salida, obtienen que la cobertura de la demanda varía del 152% en 2012 al 134% en 2016. Si se tiene en cuenta la capacidad transportable del sistema, el grado de cobertura se reduce un poco (149% en 2012 y 119% en 2016), pero sigue estando por encima del mínimo del 10% de exceso de capacidad.
El siguiente capítulo del informe analiza la retribución necesaria de la inversiones en infraestructuras existentes y planificadas para el período considerado, llegando a la conclusión de que la evolución de la retribución reconocida del sector no está en línea con la evolución prevista de la demanda de gas natural, siendo en los primeros años superior el crecimiento de la retribución, mientras que a partir de 2015 la situación se invierte. Dado que se estima que la demanda de gas se mantendrá en valores moderados, consideran que no se debe sobrecargar el sistema retributivo con nuevas infraestructuras no indispensables que generarían la necesidad de incrementar las tarifas de acceso.
A continuación desarrollan los aspectos relacionados con la seguridad de suministro que contemplan las directivas sobre el mercado interior de electricidad y gas natural, para posteriormente estimar las repercusiones que pueden tener sobre el medio ambiente las previsiones de oferta y demanda de energía consideradas.
De este modo, el informe concluye que existe una elevada incertidumbre sobre la evolución de la demanda eléctrica en los próximos años por efecto de la actividad económica, lo que dificulta la realización de previsiones de demanda precisas. Además, también existen grandes incertidumbres con respecto a la evolución de la oferta de generación, debido tanto a la evolución de la demanda como a la falta de ejecución de nuevos proyectos o de inversión para el mantenimiento de las centrales existentes. De todos modos, no se observan indicios de situaciones que pudieran poner en riesgo la cobertura de la demanda. Consideran que se debe revisar el mecanismo actual de pagos por capacidad para que transmita las señales necesarias de inversión y de disponibilidad de la generación, así como permitir la hibernación de las centrales, siempre que la seguridad de suministro no se vea afectada. Con respecto a los sistemas extrapeninsulares, consideran que en Illes Balears no será necesaria la entrada de generación adicional a la prevista, mientras que en Canarias sí consideran necesario instalar nueva generación durante el horizonte temporal estudiado, así como incorporar instalaciones de bombeo y turbinación a medio plazo. Por su parte, en Ceuta y Melilla tampoco se considera necesaria nueva generación, si bien se mantienen algunas debilidades, como que los grupos son, a veces, demasiado grandes en relación con la demanda de sus respectivos sistemas. Con respecto a las infraestructuras, consideran especialmente importantes para la seguridad del suministro los refuerzos de las conexiones internacionales con Francia y Portugal, así como de las conexiones entre territorios insulares y entre la península y Baleares.
En relación al gas natural, se espera un aumento continuado su demanda convencional, mientras que disminuirá la demanda de gas para generar electricidad en 2103, recuperándose en los últimos años del período analizado. De todos modos, los consumos anuales estarán fuertemente condicionados por factores como las condiciones climáticas, la evolución de la economía, la producción de electricidad mediante renovables, los precios o las posibles medidas de fomento del uso de fuentes de energía autóctonas. No se esperan problemas de cobertura de la demanda anual, es más, consideran necesario limitar las inversiones en infraestructuras, dado el escenario actual de la demanda.
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