Electricidad, gas, combustible para calefacción... Todos los precios de la energía han aumentado en la UE. Según Eurostat, como promedio, los hogares europeos pagaron 17,8 céntimos por kWh de electricidad en el primer trimestre de 2011, un aumento del 16,9% respecto al primer trimestre de 2010.
Sin embargo, existen grandes disparidades en Europa: Referente a la electricidad, Francia sigue siendo imbatible, con 13.8 céntimos por kWh frente a los 25,3 céntimos en Alemania y los 21,4 céntimos en Bélgica. Luxemburgo está en la media con un coste de 16.8 céntimos. Pero a diferencia de sus vecinos, Luxemburgo se encuentra en una tendencia a la baja (-2,9%), mientras que los franceses (7,8%), alemanes (6,3%), españoles (12.7%) y belgas (9,2%) registraron aumentos. Por otra parte, el precio del gas en Europa subió de media un 7% en referencia al año 2010.
Francia, al igual que otros países europeos, está enfrentada al rompecabezas de los precios del gas. En quince países europeos los precios son fijados por el gobierno o los reguladores, al menos con respecto a los hogares. El tema es complejo y delicado, sólo nueve estados juegan la carta del mercado libre, tal y como corrobora un estudio de la Ergeg, la Asociación de reguladores europeos. Las ofertas de los proveedores de gas son libres en Alemania, el Reino Unido, Bélgica y Austria. En Francia, los mercados de la electricidad y gas natural para los particulares están abiertos a la competencia desde 2007. Además del mercado libre, los consumidores tienen acceso a tarifas reguladas ofrecidas por el proveedor histórico GDF SUEZ.
En Europa, el sistema de tarifas reguladas de gas está implantado en los nuevos miembros como la República Checa, Hungría y Polonia y en los países mediterráneos como España, Francia o Italia. Pocos países lo practican en el norte de Europa, con excepción de Irlanda y Dinamarca. Sin embargo, existen diferentes métodos de cálculo para cada país, por ejemplo en los Países Bajos tienen un enfoque híbrido: Los proveedores de energía fijan sus precios de venta, pero están obligados a presentarlos al regulador, que verifica si son razonables. El regulador tiene la facultad de revisar el precio, pero este caso nunca ha ocurrido hasta ahora. En Italia, las tarifas cambian cada trimestre. Están determinadas por una fórmula vinculada a una cesta de productos derivados del petróleo. Esta fórmula puede cambiar tan pronto como el organismo regulador lo considere necesario. Justamente, desde 2009, los coeficientes de la fórmula se han modificado cada año para aprovechar la mayor liquidez y competencia en el mercado internacional de gas al por mayor, según el regulador italiano.
En España, las tarifas son revisadas trimestralmente. La fórmula está fijada, no sólo por los precios del petróleo, sino también por el precio de mercado para el gas en Gran Bretaña y los Estados Unidos. Los precios de la cuota de mercado en la fórmula son del 35% del 1 de julio hasta el 31 de diciembre y del 50% del 1 de enero hasta el 30 de junio, lo que es una forma de limitar el aumento de los precios con la llegada del invierno.
En Irlanda, el regulador establece las tarifas reguladas para los hogares dos veces al año. Como el país depende en gran medida del gas producido en Gran Bretaña, la fórmula está indexada al precio mayorista del mercado de Reino Unido, pero no al precio del petróleo. El coste de suministro de la energía del operador histórico BG Energy se mide a partir del precio de los contratos de suministro de gas para el mercado británico durante un período de dieciocho meses.
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