Si algo hemos aprendido los economistas en las últimas décadas es que si hay un sector cuya evolución vale la pena seguir para entender el comportamiento de la economía real, es el sector energético y en especial el mercado del petróleo. No en vano muchos episodios relacionados con fuertes incrementos en los precios del crudo, como las crisis petrolíferas de mediados y finales de los años setenta, la Guerra Irán-Irak en 1980 y más recientemente la Guerra del Golfo de 1990, fueron seguidas por fuertes contracciones de las economías más dependientes del petróleo. Digo esto porque en los últimos días se observa como los precios del barril de Brent se han situado de nuevo en niveles muy preocupantes, por encima de los 110$, lo que unido a la debilidad del euro ha llevado al barril de petróleo, contabilizado en la moneda europea, a niveles muy cercanos al récord alcanzado en julio de 2008. De hecho, una de las noticias que recoge la prensa en los últimos días es precisamente la del máximo histórico del gasóleo de automoción que ha llegado a venderse una media de 1,336 euros el litro en las estaciones de servicio españolas.
No olvidemos que hace algo más de un año el entonces presidente del Banco Central Europeo Jean-Claude Trichet hacía sonar las alarmas al avisar de que una escalada en los precios del petróleo podía frenar la recuperación económica. Sus palabras fueron: "los incrementos en los precios del petróleo y otras materias primas elevan el riesgo de que el crecimiento en 2011 sea más bajo". El barril de Brent acababa entonces de traspasar la barrera de los 90 dólares y el resultado sobre la evolución de la mayoría de las economías es ya conocido.
Los precios del petróleo no solo pueden ser un hándicap para nuestra recuperación, sino que para algunos economistas han estado desde el principio de la crisis económica jugando un papel clave si no como origen de la misma sí como un elemento destacado de propagación. No olvidemos que los precios del crudo se doblaron entre junio de 2007 y julio de 2008, cuando llegaron a alcanzar los 147$ por barril.
En mayo de 2009, James D. Hamilton profesor de economía de la Universidad de California defendía en una comparecencia ante el Comité Económico del Congreso de los Estados Unidos que no había ninguna duda de que el incremento en los precios del crudo en 2008 había sido un factor crucial para explicar la recesión económica que comenzó en Estados Unidos en el cuarto trimestre de 2007. De hecho, Hamilton ha defendido en su blog que once de las doce recesiones que ha experimentado la economía americana desde la Segunda Guerra Mundial han estado precedidas por incrementos importantes en los precios del petróleo que, sin ser necesariamente el factor desencadenante, sí han contribuido a su extensión.
Por tanto, lejanos parecen aquellos tiempos en que los precios del crudo eran una preocupación del pasado y en los que nuestras economías parecían responder de manera distinta a como lo hacían en los años setenta a las subidas de estos precios. Factores como cuánto petróleo queda y a qué precio se podrá extraer o cómo la demanda creciente de los países emergentes tensionará el mercado pueden jugar un papel fundamental en la evolución de los precios del crudo y, por tanto, en nuestra recuperación económica.
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