Maximilian Auffhamer, de la Universidad de California, Berkeley, fue el primer participante de esta sesión y presentó un trabajo sobre el consumo de electricidad en los hogares de California. Comenzó señalando la importancia de la localización y otras características de las familias a la hora de evaluar las respuestas de la demanda ante cambios climáticos. Dada la situación geográfica de California, las pérdidas de eficiencia en centrales de energía ocasionadas como consecuencia de fenómenos naturales también son potencialmente importantes por lo que el cambio climático no sólo tiene efectos sobre la demanda sino también sobre la oferta de energía.
El trabajo que presentó Nils Kok, del Departamento de Finanzas de la Universidad de Maastricht, analiza los efectos que tienen los certificados de eficiencia energética de los edificios en el mercado inmobiliario. En el caso de Estados Unidos los resultados muestran un aumento del 3% en los precios del alquiler para edificios comerciales certificados y del 13% en los precios de transacción de los mismos. Kok también presentó resultados para edificios residenciales y para Europa.
En la segunda parte de la jornada se trató el tema de la seguridad energética. En primer lugar Lutz Killian, de la Universidad de Michigan, resaltó la necesidad de mejorar las previsiones del precio del petróleo como una manera para mejorar la seguridad energética. Con este fin, presentó un modelo VAR que permite estimar los efectos que tienen los shocks de demanda como los de oferta sobre el precio.
Andreas Löschel, del Centre for European Economic Research (ZEW), informó de los primeros avances en el proyecto para calcularun indicador de seguridad de energética para Alemania. Puso un especial énfasis en el hecho de que un buen indicador debe recoger todas las dimensiones de la seguridad energética, además de ser compresible, transparente y estar basado en datos disponibles.
Ya en la tercera parte, se abordó la innovación en la energía por parte Guy Turner, de Bloombeg New Energy Finance, que inició su presentación con una revisión global de las inversiones en el campo de energías renovables. Sus datos mostraron que, entre 2008 y 2009, estas inversiones se mantuvieron sin grandes cambios hasta que en 2009 dieron un salto significativo. China es uno de los mayores promotores de las renovables y a nivel de tecnologías destacan sus apuestas por la solar, eólica o biocombustibles. Otro actor principal de esta subida es, además de China, Alemania. Estos dos países suman una inversión del 70% del total entre 2009 y 2010. Finalmente concluyó que la previsión de los costes de energía eólica offshore tienen una tendencia creciente con respecto a la energía eólica on-shore. Turner avanzó unas perspectivas más sombrías para la evolución de estas inversiones en Europa, por lo menos hasta la próxima década.
David Pérez Castrillo, de la Universidad Autónoma de Barcelona, centró su intervención en los incentivos a la investigación y desarrollo en el campo de las energías renovables. Remarcó desde el principio que los beneficios de las renovables no solo se refieren a aspectos ambientales sino que van más allá, por ejemplo, mejoran la seguridad energética. Continuó realizando un repaso comparativo entre las distintas políticas e instrumentos disponibles para promover la I+D+i, centrándose en las diferencias entre instrumentos de mercado con respecto a los de mandato y control. Puso de manifiesto la dificultad de medir los objetivos de estás políticas y mostró datos de inversión pública en investigación y desarrollo. Los datos indicaban el aumento de la inversión en I+D+i en la nuclear en los años posteriores a las crisis energéticas de los setenta, así como la preferencia actual por eficiencia energética y renovables.
Alex Henney, consultor británico, analizó críticamente la política energética y medioambiental de Gran Bretaña. Comenzó su discurso comentando los certificados de obligaciones renovables (renewable obligation certificates) implantados bajo el gobierno de Blair. Henney argumentó que, debido a una legislación medioambiental poco homogénea, desde ese momento Gran Bretaña estuvo en una posición difícil para asumir la directiva 2020 de renovables. Por esto el analista inglés prevé que Gran Bretaña tendrá dificultades cumplir con sus retos ambiciosos de reducción de gases de efecto invernadero y de instalación de capacidad renovable para el año 2020.
Stef Proost, de la Universidad Católica de Leuven, habló del sector de transporte y de sus posibilidades de conseguir reducciones de CO2. Proost criticó que la actual tributación sobre los automóviles diesel es demasiado baja con respecto a la de las gasolinas; dijo que los tipos impositivos actuales no reflejan los niveles de emisión de los dos tipos de coches. Además Proost resaltó que la regulación del sector de transporte tiene que tener en cuenta otros factores además de las emisiones; incidió en que hay que considerar también la congestión y los ingresos fiscales. Cualquier política dirigida a la reducción de emisiones tiene que ser diseñada para no entrar en conflicto con estos otros retos. También avisó que algunas medidas populares de reducción de CO2, como los coches eléctricos o el cambio modal al tren, ofrecen menos coste-eficiencia a la hora de reducir emisiones que otras medidas más simples como por ejemplo la imposición del uso de carreteras (road pricing).
La jornada concluyó con una cena en la que los asistentes tuvieron la oportunidad de escuchar a Valentina Bosetti, de la FEEM, exponiendo sobre el uso de opiniones de expertos sobre los costes de las tecnologías bajas en carbono.
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