Dinamarca es un país líder en la explotación de la energía renovable. El pequeño estado escandinavo tiene una tradición sostenible importante y las iniciativas renovables tienen un gran apoyo de la población. Actualmente Dinamarca destaca por un alto porcentaje de electricidad eólica, biomasa y sistemas calefacción municipal. Además, el país ostenta varios proyectos de prestigio en el ámbito medioambiental como la isla de Samso o la capital, Copenhague. Dinamarca tiene unos retos energéticos ambiciosos hasta el año 2050, acordados recientemente por el nuevo gobierno. El país también asume la presidencia de la Unión Europea en enero de 2012. Todo eso me lleva a dedicar una entrada a este país tan interesante desde un punto de vista energético.
Dinamarca tiene pensado decarbonizar su economía enteramente hasta el año 2050. La nueva presidenta de gobierno, Helle Thorning-Schmidt, recién elegida en Octubre de 2011, implantó un programa que prevé, entre otras cosas, aumentar la reducción de CO2 prevista hasta el 2020 del 20% al 40%, eliminar el uso de energía fósil en 2050 e incrementar la capacidad eólica hasta un 50% de la producción eléctrica para 2020 (Dinamarca produce hoy el 22% de su electricidad con viento).
La comisión danesa de política de cambio climático calculó que estos retos son alcanzables a un coste del 0,5% de PIB de 2050. Aunque costase más, la población danesa probablemente seguiría apoyando las políticas verdes, tal y como comenta Frede Vestergaard en una reciente entrada en European Eenrgy Review. En Dinamarca el consumidor ya paga los precios finales más altos de electricidad en Europa (ver tabla de Eurostat) y, sin embargo, los daneses apoyan el nuevo programa del gobierno: de hecho, la actual oposición presentó un programa muy similar para las elecciones del año pasado. En Dinamarca parece no existir un partido o electorado significativo que rechace esas políticas. (Por internet sí se encuentran opiniones críticas como la de Kenneth P. Green.)
El éxito renovable es muy importante para Dinamarca. El gobierno de Thorning-Schmidt estima que el nuevo programa renovable crea 5.500 nuevos puestos de trabajo por año en empresas renovables como Dong o Vestas. Dinamarca apuesta por crecimiento y empleo en el sector de las energías renovables, para lo que intenta vender su estrategia verde al resto del mundo y espera encontrar consumidores de su tecnología punta (la empresa danesa Dong, por ejemplo, es uno de los líderes mundiales de parques offshore y Anders Eldrup, su director general, explica como ve el futuro de la energía eólica offshore).
Por otro lado, en el Kattegat entre Aarhus y Odense está situada la isla de Samso, conocida en todo el mundo. Hace 14 años el gobierno danés lanzó un concurso nacional buscando comunidades dispuestas a auto-suministrarse energéticamente de manera renovable y Samso ganó esa competición. Los habitantes tomaron parte en los avances energéticos; se crearon pequeñas cooperativas para que cualquier ciudadano pudiera invertir y participar en las instalaciones renovables. Hoy en día Samso no recibe energía externa (ni electricidad, ni procedente de combustibles fósiles) porque tiene varias turbinas eólicas y centrales de biomasa. Los hogares de los habitantes se calientan con calor urbano producido por biomasa. La isla tiene una academia energética que recibe visitantes del entorno energético de todo el mundo, y se habla de la isla Samso en seminarios a lo largo del planeta (ver mas detalles sobre Samso en un reportaje amplio de European Energy Review o en el diarioecologia.com). Otro ejemplo es la cuidad de Copenhague, que ya es un ejemplo mundial para la cuidad del futuro. La terminología “Kopenhagenize” es ya un sinónimo para el paso a un futuro sostenible de la vida urbana. La cuidad intenta promocionar sus ideas a todo el mundo (ver la página web del ayuntamiento de Copenhague, especialmente el programa para compartir ideas y proyectos renovables internacionalmente).
Está claro que los daneses apuestan por un futuro renovable. Esta es una apuesta arriesgada por razones obvias. Mucho dependerá del avance tecnológico para conseguir que las energías renovables sean más competitivas/baratas en el futuro. Por otra parte, también está el problema de la variabilidad del viento (la energía eólica juega un papel importante en la estrategia danesa.) Hoy en día ya se exporta electricidad en días con viento y se importa electricidad en días sin viento, mayormente de centrales hidroeléctricas suecas y noruegas. Pero la capacidad compensadora de las centrales hidroeléctricas de países vecinos está limitada (además Noruega e Suecia prefieren tener disponible sus embalses para equilibrar su variabilidad nacional). Una solución alternativa sería aumentar las interconexiones con otros países para poder vender electricidad cuando haya viento e importarla (no solamente de Suecia y Noruega) cuando no haya. No obstante, la consultora finlandesa Pöyry descubrió en un estudio reciente que los fenómenos del tiempo son bastante similares en Europa. La producción solar y eólica no se equilibraría por el norte de Europa, no siendo la extensión internacional de la red una solución para la variabilidad de la electricidad eólica y su creciente capacidad. Como consecuencia, Dinamarca está buscando soluciones diversas, por ejemplo usando la electricidad (eólica) durante días de producción abundante para calentar viviendas a través de los sistemas de calor urbano.
Parece que Dinamarca, por sus características climáticas, económicas y sociales, es uno de los mejores candidatos para conseguir la independencia de las energías fósiles. En Samso ya han encontrado soluciones para distintos problemas muy complejos.
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