La actividad económica requiere energía, y la generación de energía provoca emisiones. De este modo la energía y las emisiones son dos lados de la misma moneda. En generación eléctrica, las centrales normalmente tienen un ciclo de vida de varias décadas. Esto significa que las decisiones sobre el mix energético que tomamos hoy, definen la cantidad de emisiones en las próximas tres o cuatro décadas. En la entrada de hoy me quiero dedicar a este tema, presentando nueva información relevante y preocupante.
En un reciente informe del World Resource Institute se han cuantificado los proyectos planificados de nuevas centrales de carbón en el mundo. Según este trabajo hay propuestas para 1.200 nuevos proyectos de centrales de carbón, con una capacidad de 1.401.278 MW. Gran parte de ellos ubicados en China e India, como indica la siguiente tabla.
En un reciente informe del World Resource Institute se han cuantificado los proyectos planificados de nuevas centrales de carbón en el mundo. Según este trabajo hay propuestas para 1.200 nuevos proyectos de centrales de carbón, con una capacidad de 1.401.278 MW. Gran parte de ellos ubicados en China e India, como indica la siguiente tabla.
Desafortunadamente las centrales de carbón son las que peor huella de CO2 tienen. La siguiente tabla del gobierno británico (Parliamentary Office of Science and Technology) presenta unas estimaciones sobre la huella de carbono de diferentes tecnologías de generación eléctrica.
Según los datos de Gran Bretaña, generar un kWh de electricidad en una central de carbón causa aproximadamente 800 gramos de emisiones de CO2. Las fuentes renovables ni generan la decima parte de ello, y el gas la mitad (400 gramos). El problema es que la vida útil de las centrales de carbón es más o menos de 40 años. Una vez construidas, estas centrales de carbón seguirán emitiendo gases de efecto invernadero a la atmósfera durante 40 años. Esta decisión de nuevas construcciones de centrales de carbón restringe la posibilidad de reducir las emisiones, no solamente hoy, sino en el futuro. Este fenómeno se llama el lock-in tecnológico, un concepto que describe la situación de estar cautivo y comprometido a/en una cierta tecnología (más información sobre la teoría de este concepto, sus causas, consecuencias, etc. está disponible en la literatura científica, como por ejemplo aquí).
Traducir los datos de proyectos planificados a cantidades de emisiones en el futuro es complicado, sobre todo porque no está nada claro cuántos de los proyectos se van a realizar. Los autores del estudio declaran que al parecer India no realizará todos los proyectos, principalmente por falta de combustible, tierra, agua, y por resistencia ciudanía. Además, las futuras emisiones de las centrales de carbón y gas dependerán en gran parte de la disponibilidad de la tecnología CCS; la tabla del gobierno británico también tiene en cuenta esta posibilidad. No obstante, la probabilidad de que el CCS esté disponible en esta década es baja (ver, por ejemplo, mis entradas anteriores sobre este tema, pinchando aquí y aquí).
Para indicar la magnitud de la nueva capacidad a instalar en fase de planificación, me pongo a jugar un poco con las cifras: si se realizan la mitad de los proyectos de centrales térmicas de carbón (una capacidad de 700 GW), las nuevas centrales generarían aproximadamente 5.212.200 GWh al año (aplicando un factor de carga del 85%, tal y como lo hicimos en nuestro informe anual de 2011). La generación total mundial de 2009 basada en el carbón era de 7.999.930 GWh. Dadas estas cifras, no es nada sorprendente que los últimos informes sobre el cambio climático (el WEO 2012 de la Agencia Internacional de Energía o el Banco Mundial) nos manden mensajes muy preocupantes sobre los niveles de emisiones.
Traducir los datos de proyectos planificados a cantidades de emisiones en el futuro es complicado, sobre todo porque no está nada claro cuántos de los proyectos se van a realizar. Los autores del estudio declaran que al parecer India no realizará todos los proyectos, principalmente por falta de combustible, tierra, agua, y por resistencia ciudanía. Además, las futuras emisiones de las centrales de carbón y gas dependerán en gran parte de la disponibilidad de la tecnología CCS; la tabla del gobierno británico también tiene en cuenta esta posibilidad. No obstante, la probabilidad de que el CCS esté disponible en esta década es baja (ver, por ejemplo, mis entradas anteriores sobre este tema, pinchando aquí y aquí).
Para indicar la magnitud de la nueva capacidad a instalar en fase de planificación, me pongo a jugar un poco con las cifras: si se realizan la mitad de los proyectos de centrales térmicas de carbón (una capacidad de 700 GW), las nuevas centrales generarían aproximadamente 5.212.200 GWh al año (aplicando un factor de carga del 85%, tal y como lo hicimos en nuestro informe anual de 2011). La generación total mundial de 2009 basada en el carbón era de 7.999.930 GWh. Dadas estas cifras, no es nada sorprendente que los últimos informes sobre el cambio climático (el WEO 2012 de la Agencia Internacional de Energía o el Banco Mundial) nos manden mensajes muy preocupantes sobre los niveles de emisiones.
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