La utilización de fuentes renovables para el transporte es una de las apuestas de la Unión Europea para reducir las emisiones de CO2 (y por lo tanto para cumplir con Kioto), pero también para aumentar la seguridad energética. Este sector es responsable del 30% del consumo energético, del cual el 98% se basa en combustibles fósiles. Por estos motivos se promulgó la Directiva 2003/30/CE relativa al fomento del uso de biocarburantes u otros combustibles renovables en el transporte. La cual recomendaba a los Estados Miembros (EM) la introducción de los biocombustibles y otros medios renovables para el transporte.
Según la Orden ITC/2877/2008, se consideran biocarburantes a los combustibles líquidos o gaseosos para transporte producidos a partir de la biomasa. Para el PANER 2011-2020 los biocarburantes susceptibles de tener un desarrollo comercial en España durante este periodo los siguientes:
- Bioetanol, alcohol etílico producido a partir de productos agrícolas o de origen vegetal, ya se utilice como tal o previa modificación o transformación química.
- Biodiésel, éster metílico o etílico producido a partir de grasas de origen vegetal o animal.
Aunque los objetivos propuestos por la Directiva 2003/30/CE para introducir este tipo de combustibles para 2005 (2%) y para 2010 (5,75%) no se llegaron a cumplir. Sí se consiguió una disminución de las emisiones en el transporte por el impulso de dicha Directiva, tal y como se puede observar el la siguiente tabla de este completo trabajo que analiza las políticas sobre biocombustibles en la UE.
Fig.1 - Emisiones de CO2 y consumo de carburantes y biocarburantes en UE-27. Fuente: Cansino et al. 2012 |
Para llevar a cabo las recomendaciones de la Directiva 2003/30/CE, los EM introdujeron diferentes políticas de fomento de renovables en el transporte, principalmente encauzadas hacia los biocombustibles. Entre las más utilizadas se encuentran las exenciones fiscales o la mezcla obligatoria de un cierto porcentaje de biocarburantes para la gasolina y el diesel.
Este era el caso de España, cuando el gobierno de 2002 eximió de impuestos a los biocombustibles durante 10 años, periodo que expiró el pasado 31 de diciembre. Por lo que a partir de este año, los biocarburantes pasan a tener los mismos tipos impositivos que la gasolina (bioetanol) o el diesel (biodiesel). Teniendo en cuenta que, según CORES, el porcentaje de bioetanol en la gasolina 95 se encuentra en más de un 6% en peso y el porcentaje de biocarburante en el diesel se eleva al 9% en peso. El fin de la exención hace prever que los precios de los carburantes subieran automáticamente, lo que está provocando un aluvión de críticas por parte de los sectores más directamente afectados.
La Directiva 2009/28/CE relativa al fomento del uso de energía procedente de fuentes renovables y por la que se modifican y se derogan las Directivas 2001/77/CE y 2003/30/CE marcó una continuidad y estableció que para 2020 un 10% de la energía consumida en el sector transporte, en cada uno de los EM, debe provenir de fuentes renovables, principalmente de biocombustibles. Objetivo que intenta alinearse con los propósitos 20/20/20 de la UE.
La Comisión Europea, para asegurarse del cumplimiento de estos ambiciosos objetivos, obligó a cada EM a elaborar un Plan de Acción Nacional de Energías Renovables (NREAP, por sus siglas en inglés), con objetivos anuales sobre la evolución de sus metas. En la siguiente tabla se pueden observar los objetivos planteados por cada EM y su situación actual (en 2010, gris).
En el caso de España, como se puede observar en la tabla anterior, marcó unos objetivos superiores a los exigidos por la UE para 2020. Real Decreto 459/2011, de 1 de abril, por el que se fijan los objetivos obligatorios de biocarburantes para los años 2011, 2012 y 2013, ya anticipaba una fuerte apuesta por este sector. Esto llevó a una capacidad de producción instalada a finales de 2010, de acuerdo con los datos del IDAE, que ascendió a 464.000 ton de bioetanol (4 plantas), y a 4.318.400 ton de biodiesel (47 plantas). Pero actualmente este sector atraviesa una grave crisis achacada, según la APPA, a la competencia desleal por parte de Argentina o Indonesia. Por lo que el volumen de producción autóctona se encuentra muy por debajo de la capacidad instalada.
Ante la desesperación de los productores, que llevan tiempo esperando que se resuelva la asignación de cuotas de producción, el pasado 9 de febrero el ministerio (BOE) abrió el plazo para presentar solicitudes para la asignación de producción de biodiesel, pero en este caso, las pueden presentar productores de todo el mundo. Quizás influyeron las represalias y demandas comerciales entre el gobierno argentino y España. Ahora aparentemente solucionadas.
Finalmente, no se pueden pasar por alto las críticas a los biocombustibles de primera generación, aquellos que compiten directamente con productos alimenticios, elevando los los precios de éstos. En este sentido, este mes se ha constituido una alianza europea de productores y consumidores para impulsar los biocombustibles de nueva generación ‘Leaders of Sustainable Biofuels’, biocombustibles que no compiten con los productos alimenticios y son presentados como mejores para la reducción de los GEI.
Aunque esta apuesta por los biocombustibles parece un medio de transición hacia combustibles “menos problemáticos” (como el vehículo eléctrico, o el hidrógeno), debido a las mencionadas interacciones con los alimentos (alza de precios, ocupación de tierra cultivable, consumo de agua…), están proliferando nuevos desarrollos con cultivos bioenergéticos diseñados para mejorar la conversión energética. Además existen alternativa prometedoras como las algas marinas, que pueden cultivarse en ciclos más cortos, y con igual o mayor eficiencia, y con la ventaja de no tener que ocupar tierras fértiles destinadas a agricultura.
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