Recientemente dediqué dos entradas en este blog a los desafíos energéticos de algunos países desarrollados como Alemania y Japón (aquí y aquí). Obviamente estos dos países no son los únicos que se enfrentarán a un futuro complicado energéticamente, otro ejemplo es Gran Bretaña, que tendrá que remplazar prácticamente todas sus centrales nucleares para 2023, ya que estas estarán obsoletas técnicamente. Pero la construcción de nueva capacidad eléctrica británica se complica, justo en el momento en el que el país se enfrenta a varios cambios energéticos, y es por ello que dedico esta entrada a Gran Bretaña.
En Gran Bretaña existen 16 centrales nucleares que cubren el 15% de la producción eléctrica pero, antes de 2023, 15 de estas centrales nucleares deben ser sustituidas (ya que la prolongación de su vida útil no es técnicamente posible). La inseguridad económica y política hace que pocas empresas estén dispuestas a invertir en la construcción de nuevas centrales nucleares en Gran Bretaña. Las empresas alemanas RWE y E.On acaban de retirarse de un proyecto de 6.000 MW, probablemente por el escaso apoyo a esta tecnología en su país de origen. Otras empresas que están considerando la posibilidad de invertir en capacidad nuclear en Gran Bretaña (entre ellas las francesas EDF y GDF, y la española Iberdrola) están retrasando su decisión definitiva. Estas empresas intentan conseguir garantías públicas para que sus inversiones se amorticen a largo plazo.
El problema de la renovación de la potencia instalada nuclear no es el único desafío energético británico, hay otros problemas que indican que este país no se puede permitir un retraso en la construcción de nueva capacidad nuclear:
Los recursos de combustibles fósiles propios se están acabando, por lo que en los últimos años incrementó su importación. La IEA estima que en el 2020 casi la mitad del consumo de petróleo y gas natural de Gran Bretaña será importado (ver pág. 7 y pág. 16 del informe de la IEA del 2010). Esto aumenta su dependencia energética y expone al país al riesgo de la volatilidad de precios internacionales. Consecuentemente, existen varias razones – aparte del cambio climático y la necesaria reducción de emisiones – por las que el actual mix energético no es sostenible a largo plazo (en generación eléctrica, se utiliza mayoritariamente carbón, gas natural y nuclear).
Para preparar el sistema energético para el futuro y cumplir con los objetivos de reducción de emisiones de CO2, las renovables podrían ser una solución. Pero el avance en este tipo de energía ha sido lento en el pasado en comparación con otros países europeos. En marzo de 2011 la producción renovable estaba todavía lejos del 20% que exige la directiva europea para 2020. Además, se están dando retrasos en la expansión de la red eléctrica, infraestructura clave para la integración de la generación renovable (como ya he comentado en una entrada anterior). El lento avance renovable se debe en parte a una política energética poco homogénea en la última década, tal y como indican Paul Hatchwell (en un artículo del 2010), y Alex Henney (en su presentación durante la conferencia sobre los desafíos económicos y energéticos en enero 2012). Resumiendo, los dos autores critican que la política de energías renovables británica no consiguió crear un entorno adecuado para incentivar la instalación de capacidad renovable.
Para más detalles sobre como crear un marco adecuado para fomentar las renovables, pueden consultar el trabajo reciente de Economics for Energy, donde explicamos, entre otros, el concepto del “loud, long & legal” para crear un entorno renovable estimulante (consulten la sección 5 de dicho documento).
El gobierno británico está trabajando en solucionar los problemas descritos, como se puede observar en la página del Departamento de Energía y Cambio Climático, donde se publican los detalles de la reciente propuesta de reforma para los mercados eléctricos. Algunas de las medidas propuestas actualmente son:
- Crear un entorno estable y previsible para la inversión en tecnología renovable
- Un mercado de capacidad para asegurar un suministro fiable
- Estándares de emisión para centrales fósiles menos eficientes
En Gran Bretaña existen 16 centrales nucleares que cubren el 15% de la producción eléctrica pero, antes de 2023, 15 de estas centrales nucleares deben ser sustituidas (ya que la prolongación de su vida útil no es técnicamente posible). La inseguridad económica y política hace que pocas empresas estén dispuestas a invertir en la construcción de nuevas centrales nucleares en Gran Bretaña. Las empresas alemanas RWE y E.On acaban de retirarse de un proyecto de 6.000 MW, probablemente por el escaso apoyo a esta tecnología en su país de origen. Otras empresas que están considerando la posibilidad de invertir en capacidad nuclear en Gran Bretaña (entre ellas las francesas EDF y GDF, y la española Iberdrola) están retrasando su decisión definitiva. Estas empresas intentan conseguir garantías públicas para que sus inversiones se amorticen a largo plazo.
El problema de la renovación de la potencia instalada nuclear no es el único desafío energético británico, hay otros problemas que indican que este país no se puede permitir un retraso en la construcción de nueva capacidad nuclear:
Los recursos de combustibles fósiles propios se están acabando, por lo que en los últimos años incrementó su importación. La IEA estima que en el 2020 casi la mitad del consumo de petróleo y gas natural de Gran Bretaña será importado (ver pág. 7 y pág. 16 del informe de la IEA del 2010). Esto aumenta su dependencia energética y expone al país al riesgo de la volatilidad de precios internacionales. Consecuentemente, existen varias razones – aparte del cambio climático y la necesaria reducción de emisiones – por las que el actual mix energético no es sostenible a largo plazo (en generación eléctrica, se utiliza mayoritariamente carbón, gas natural y nuclear).
Para preparar el sistema energético para el futuro y cumplir con los objetivos de reducción de emisiones de CO2, las renovables podrían ser una solución. Pero el avance en este tipo de energía ha sido lento en el pasado en comparación con otros países europeos. En marzo de 2011 la producción renovable estaba todavía lejos del 20% que exige la directiva europea para 2020. Además, se están dando retrasos en la expansión de la red eléctrica, infraestructura clave para la integración de la generación renovable (como ya he comentado en una entrada anterior). El lento avance renovable se debe en parte a una política energética poco homogénea en la última década, tal y como indican Paul Hatchwell (en un artículo del 2010), y Alex Henney (en su presentación durante la conferencia sobre los desafíos económicos y energéticos en enero 2012). Resumiendo, los dos autores critican que la política de energías renovables británica no consiguió crear un entorno adecuado para incentivar la instalación de capacidad renovable.
Para más detalles sobre como crear un marco adecuado para fomentar las renovables, pueden consultar el trabajo reciente de Economics for Energy, donde explicamos, entre otros, el concepto del “loud, long & legal” para crear un entorno renovable estimulante (consulten la sección 5 de dicho documento).
El gobierno británico está trabajando en solucionar los problemas descritos, como se puede observar en la página del Departamento de Energía y Cambio Climático, donde se publican los detalles de la reciente propuesta de reforma para los mercados eléctricos. Algunas de las medidas propuestas actualmente son:
- Crear un entorno estable y previsible para la inversión en tecnología renovable
- Un mercado de capacidad para asegurar un suministro fiable
- Estándares de emisión para centrales fósiles menos eficientes
Entrada muy interesante. Además de cerrar las centrales nucleares también deberán cerrar sucesivamente en 2016, 2021 y 2026 sus centrales de carbón (que producen el 35% de la demanda), con lo que se enfrentan a un serio "energy gap" en el que tienen que actuar rápido. Para ello será fundamental ver como se definen los Contracts for Differences (CfD) de la reforma energética, sobretodo cuáles serán los precios de referencia para cada tecnología, que será clave en el éxito/fracaso de implantación de nueva potencia de generación.
ResponderEliminarMuchas Gracias, Marcelo, por tu comentario. Efectivamente, Gran Bretaña se enfrenta a un energy gap significativo en el futuro.
EliminarReferente a los CfD: en el ultimo link que pongo en el texto hay otro vínculo (mas abajo) con una propuesta (draft) para el framework CfD (es el annex B).
(Seguramente ya lo encontraste tu, Marcelo. Lo hago resaltar aqui para los demás lectores/seguidores de nuestro blog).
un saludo, Klaas
otro texto sobre el caso de Gran Bretaña salió hoy en el European Energy Review:
ResponderEliminarhttp://www.europeanenergyreview.eu/site/pagina.php?email=klaas@uvigo.es&id_mailing=301&toegang=34ed066df378efacc9b924ec161e7639&id=3818