Tal y como he escrito en anteriores entradas, el desarrollo del shale gas, o gas de pizarra, ha traído una caída del 65% en los precios de la zona de América del Norte en menos de 5 años. Como es de esperar, el desarrollo del mercado de gas natural en el área de América del Norte ofrecerá un nicho de oportunidades para la generación de electricidad más barata y limpia, del que sin duda México podría verse beneficiado en los siguientes 15-30 años.
En este sentido la revista The Economist pronostica que, gracias al desarrollo de la industria del shale gas, hacia el año 2030 el consumo de gas natural llegará a ser tan importante como el del petróleo. Por su parte, como se ha mencionado, México tiene un importante potencial geológico para el shale gas, por lo que es de esperar que también lo tenga para el shale oil, tipo de combustible en el que Estados Unidos se ha fijado con gran interés.
En el trabajo publicado por Harvard Kennedy School titulado "Oil: The Next Revolution" se presentan algunas de las tendencias en la producción petrolera para los próximos años, que indican que en la próxima década habrá un fuerte incremento en la oferta de petróleo, sobre todo por parte de la denominada producción "no convencional" (shale oil).
En una publicación de Danny Fortson para el diario británico The Sunday Times se presentan datos de Goldman Sachs que pronostican que, con el desarrollo del shale oil, Estados Unidos podrá convertirse en el primer país productor de petróleo del mundo hacia el año 2017, superando a países como Arabia Saudí o Rusia.
Por otra parte, Thomas Petrie, vicepresidente de la banca corporativa y de inversiones globales de Bank of America, en una entrevista proporcionada por la web de Bloomberg comentó que en los próximos cinco años la producción petrolera obtenida de cuencas no convencionales, como Eagle Ford, Bakken y Niobrara, podrían tener una producción potencial de shale oil en Estados Unidos de 2 millones de barriles diarios (b/d) equivalentes, volumen que representa el 75% de la producción total actual de México. De hecho, Estados Unidos ya produce 400,000 b/d en el enorme Bakken Shale y, según pronósticos, la zona de Dakota del Norte podría alcanzar un millón de b/d en muy pocos años.
Por otra parte, Thomas Petrie, vicepresidente de la banca corporativa y de inversiones globales de Bank of America, en una entrevista proporcionada por la web de Bloomberg comentó que en los próximos cinco años la producción petrolera obtenida de cuencas no convencionales, como Eagle Ford, Bakken y Niobrara, podrían tener una producción potencial de shale oil en Estados Unidos de 2 millones de barriles diarios (b/d) equivalentes, volumen que representa el 75% de la producción total actual de México. De hecho, Estados Unidos ya produce 400,000 b/d en el enorme Bakken Shale y, según pronósticos, la zona de Dakota del Norte podría alcanzar un millón de b/d en muy pocos años.
La ventaja del shale oil, a diferencia de los proyectos de shale gas, es que mientras este último se ha enfrentado a la falta de rentabilidad por el desplome del precio, en el caso del petróleo se mantendría la rentabilidad incluso a precios de entre 50 a 65 dólares por barril. Si, no obstante, el precio del crudo se mantuviese por encima de los 70 o 75 dólares hasta 2015 ayudaría a la maduración de los proyectos, lo que permitirá que la oferta adicional generase un ciclo largo de petróleo barato.
El panorama del shale oil se ve muy oscuro para los intereses de PEMEX debido a la dudosa fiabilidad de las estimaciones y predicciones, al manejar potenciales hipotéticos. Igual que en el caso de los casi dos billones de metros cúbicos de potencial de shale gas que, según datos de la Energy Information Agency (EIA), posee México. Por ello es necesario que México y Estados Unidos definan localizaciones, cuantifiquen reservas, realicen evaluaciones confiables de volúmenes y con ello definan costes, además de especificar y cuantificar los impactos ambientales.
Actualmente en México las leyes impiden que existan compañías que puedan destinar su capital a exploración de riesgo, lo cual limita a PEMEX a desarrollar actividades para impulsar este tipo de fuentes no convencionales. No obstante, creo que en poco tiempo el shale gas y el shale oil acapararán titulares dentro de la economía mundial.
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