Como mencioné en mi anterior entrada, además de los aspectos geoestratégicos y geopolíticos, la seguridad energética también tiene importantes implicaciones económicas. Tal y como ya comenté, la seguridad energética está relacionada tanto con los precios como las cantidades. De tal forma que, una economía tendrá menor seguridad energética cuanto mayor sea la incertidumbre sobre el precio de la energía, es decir, cuanto mayor sea la volatilidad de los precios. Igualmente, la seguridad energética será menor cuanto mayor sea la probabilidad de un corte en el suministro.
Por tanto, para analizar los efectos de la seguridad energética parece imprescindible cuantificar los costes derivados de la volatilidad y de los cortes en el suministro. Dentro de las distintas alternativas, considero de especial interés la volatilidad del precio del petróleo y los cortes en el suministro eléctrico. Hoy hablaré del primero.
Desde la crisis del petróleo de los años 70, existe una amplia literatura que estudia los efectos económicos de los shocks del precio del petróleo. Los análisis empíricos parecen estar de acuerdo en que los aumentos en el precio del petróleo tienen efectos negativos sobre la producción. Sin embargo, los efectos asimétricos de los shocks del petróleo, hacen pensar que no es sólo un problema de precios altos, sino también de volatilidad. Como dice Pedro Linares aquí, la volatilidad puede afectar negativamente la inversión tanto de las empresas como de las familias, lo que afecta finalmente a la producción. Baltasar Manzano también apunta aquí que la incertidumbre que existe actualmente sobre el precio del petróleo puede estar ralentizando la recuperación económica. Posibles inversiones en eficiencia energética podrían estar siendo retrasadas en espera a la evolución que toman los precios del petróleo.
Actualmente en España, casi el 50% del mix de energías primarias está compuesto por el petróleo. En apenas tres años, hemos visto como el precio del barril de petróleo alcanzaba su valor más alto, casi 150 dólares en 2008, para luego bajar a menos de 60 dólares, y volver a subir hasta los valores actuales, superiores a los 100 dólares el barril. La alta volatilidad del precio del petróleo y la completa dependencia exterior en su suministro están agravando la seguridad energética de España, con importantes consecuencias económicas.
Tal y como defiende Mariano Marzo en este interesante artículo publicado ayer en El País, España debe incrementar las medidas que reduzcan el consumo de petróleo y sus derivados. Además de favorecer los objetivos de reducción de gases de efecto invernadero, supondría una mejora en la seguridad energética así como en la economía española.
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