Como resulta evidente leyendo alguna de las últimas entradas del blog, hay un renovado interés en el comportamiento del precio del petróleo. A primera vista no es más que uno de los muchos precios a los que se enfrentan los hogares y las empresas, pero continúa atrayendo la atención de los medios de comunicación, los gobernantes y los economistas. Obviamente hay razones detrás de este interés, razones que llevan a pensar que los incrementos en los precios del crudo tienen consecuencias muy diferentes al aumento en los precios de otros bienes. En primer lugar el precio del petróleo suele experimentar episodios de incrementos bruscos y sostenidos en el tiempo, que no solemos ver en otros bienes y servicios. Una segunda razón tiene que ver con la que la demanda de crudo es, respecto a otros bienes, comparativamente inelástica. Por otra parte, las fluctuaciones de los precios del crudo están determinadas por fuerzas (algunas de ellas geopolíticas) que están fuera del control de la mayoría de los países (en los que el petróleo es un bien casi completamente importado). Una última razón es la relación histórica entre aumentos sostenidos del precio del petróleo y crisis económica. Desde 1973, los shocks petrolíferos han estado detrás de gran parte de las recesiones (ver gráfico 24) que hemos sufrido. Hay incluso economistas como Hamilton que asignan al petróleo un rol importante en la gestación de la actual crisis económica.
Más allá incluso de los efectos del precio del crudo sobre la coyuntura a corto plazo, el Fondo Monetario Internacional comienza a estar preocupado por la perspectiva de escasez que parece estarse dibujando en el mercado de petróleo. Si bien los riesgos para el crecimiento no son todavía elevados con el actual escenario, eventuales escaladas de los precios del petróleo podrían ocasionar no sólo una ralentización de la recuperación mundial, sino también importantes efectos redistributivos y reasignaciones sectoriales. Por ello se llama la atención sobre políticas que faciliten la adaptación de la economía a un escenario de variaciones inesperadas en los precios del crudo, como reflejo de un mayor riesgo de escasez. Esto nos conduce inevitablemente a plantear la cuestión de la seguridad energética, ya introducida en este blog por Luis, y que creo que va a ser el tema estrella de la política energética en un futuro muy cercano.
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