A principios del año pasado se realizaron sendas entradas de Klaas sobre el funcionamiento del CCS y su progreso y de Pedro sobre sus costes. Hoy quisiera actualizar, en base a nuevos informes y hechos, la situación y proyecciones de esta tecnología básica de mitigación de las emisiones de GEI.
El CCS debe ser uno de los grandes contribuyentes a la mitigación de las emisiones en las próximas décadas. Así lo representan las proyecciones de organismos como la IEA, que le asigna un 20% en el esfuerzo de reducción de emisiones mundial en 2050 (ETP, 2012). Sin embargo el despliegue a gran escala de esta tecnología está lejos de las previsiones iniciales. A excepción de la llamada Enhanced Oil Recovery (EOR). Técnica utilizada para la extracción de petróleo en yacimientos. De ahí que la mayoría de las instalaciones actuales en funcionamiento no se consideren de CCS.
En 2012 se capturaban solo 6 millones de toneladas de CO2 por año (sin contar EOR). Aunque se construyeran todas las instalaciones planificadas, se llegaría a 90 MT de CO2, menos del 1% de lo que emite el sector de generación eléctrica (WEO, 2013). Por lo que indica que son necesarios proyectos a gran escala de demostración. El WEO 2013 prevé este 1% para 2020.
En una entrada anterior también se hablaba del retraso en el despliegue de esta tecnología (TCEP, 2013). Pues sin ella, la alternativa para alcanzar los mismos objetivos es abandonar los combustibles fósiles con mayor decisión, con los costes que esto conllevaría. En este contexto, ocho proyectos de este tipo fueron cancelados en 2012.
En Europa la Comisión Europea ha exigido el pasado mes de noviembre a seis Estados miembros los planes de transposición de la Directiva CCS (Directiva 2009/31/EC). Norma que define el marco legal para la Captura y Almacenamiento de Carbono de forma segura para el medio ambiente y la salud. Este hecho parece constatar la falta de interés por parte de muchos Estados.
En el documento preparado por la IEA para orientar a los tomadores de decisiones en la aceleración de la promoción del CCS propone siete acciones clave para los siguientes siete años:
- Introducción de mecanismos de apoyo financiero para proyectos de demostración. Aquí, dentro de la UE, Reino Unido parte con ventaja, pues es el único que posee mecanismos de este tipo.
- Implementar políticas de estimulo
- Desarrollo de leyes y reglamentos nacionales
- Probar sistemas CCS a escala industrial en sectores donde no se ha probado esta tecnología
- Poner más esfuerzos en informar a la sociedad y otras partes interesadas de la importancia de su implementación.
- Instalar el CCS en centrales altamente eficientes para mejorar los costes de la electricidad
- Fomentar el desarrollo eficiente de la infraestructura de transporte de CO2.
La tecnología CCS es ya una tecnología madura en muchas aplicaciones, en la Figura 1 se puede apreciar como el sector químico es el gran implementador de este tipo de proyectos.
Fig. 1. Proyectos de CCS a gran escala. Fuente: TCEP (2013). |
Si se atiende al interés privado (inversor) por la CAC, el TCEP 2013 muestra señales esperanzadoras (ver Figura 2), ya que las solicitudes de patentes en este ámbito se han incrementado un 46% entre 2006 y 2011.
Fig. 2. Relación de solicitudes y patentes concedidas para el CCS. Fuente: TCEP (2013). |
La IEA apunta directamente a la falta de políticas claras de demostración tecnológica a largo plazo para la penetración de esta forma de mitigación esencial según todos los escenarios. En la actualidad no existe un verdadero beneficio comercial para la implementación del CCS. A nivel europeo, por ejemplo, el bajo precio por emitir gases de efecto invernadero no incentiva este tipo de iniciativas de mitigación.
Según la IEA, entre 2007 y 2012 se han invertido 10,2 mil millones de dólares en proyectos de demostración CCS. De estos 10,2 mil millones, 2,4 son de origen público y provienen casi en su totalidad de EEUU y Canadá.
Sin embargo esta cantidad de gasto en la Captura de CO2 dista mucho de los 100 mil millones previstos en el escenario 2DS. Un precio del CO2 que posibilite la inversión a largo plazo en tecnologías bajas en carbono parece ser considerado como el principal camino a seguir por la IEA.
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