La Asociación Española para la Economía Energética (AEEE) celebró su IX Congreso anual el 3 y 4 de febrero de 2014 en Madrid, con la colaboración de la IE Business School. La AEEE es la división española de la International Association for Energy Economics (IAEE) y, entre sus actividades, organiza este congreso anual, donde se presentan algunos de los trabajos académicos más relevantes en torno a la economía de la energía.
Aunque es una asociación con una vocación profundamente académica, en este congreso se ha logrado constituir un foro de diálogo entre Administración, empresas, y academia para analizar la relación, no poco controvertida, entre energía y competitividad. La propia configuración del programa, que paso a comentar a continuación, pone de manifiesto el éxito de un congreso que logró reunir a más de 160 personas y presentar más de 30 trabajos de investigación del más alto nivel.
El acto de apertura corrió a cargo del Ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, que como buen Economista del Estado, hizo un buen resumen de la problemática de los precios de la energía en España y destacó algunas de las estrategias generales a seguir. Para mi gusto, pero esto es algo muy personal, se centró demasiado en la posibilidad de explotar recursos fósiles autóctonos no convencionales.
Después tuvo lugar la conferencia plenaria de Fatih Birol, Economista jefe de la Agencia Internacional de la Energía, que ofreció una completa visión internacional de los retos que tiene el modelo energético. La presentación estaba basada en la del WEO 2013 pero muy centrada en los riesgos para la competitividad de la economía europea derivados de los elevados precios energéticos. En este sentido, un elemento destacado en el debate fue la importancia de la eficiencia energética para reducir el coste unitario en términos energéticos.
Hasta la sesión plenaria de la tarde del 3 de febrero se presentaron varios documentos de trabajo sobre los impactos macroeconómicos de la energía (se trataron cuestiones sobre los impactos de shocks de precios del petróleo en la economía, las peculiaridades de las distintas ramas de producción en términos de impactos de energía sobre su competitividad, la relación de las inversiones…) y las tendencias medioambientales desde la óptica de la eficiencia.
La sesión plenaria contó con una visión técnica y económica del binomio energía-competitividad, ofrecida por Mario Ragwit y Juan Carlos Ciscar. Se abordó el análisis de las perspectivas de reducción de coste de las distintas tecnologías, el impacto sobre el empleo de las distintas opciones tecnológicas, la consistencia de la política energética y sus propios objetivos…
El día se completó con presentaciones de trabajos en torno a tres sesiones: “energías renovables: políticas e impactos económicos”; “precios energéticos: sensibilidad e impactos”; eficiencia energética”.
Esa misma noche tuvo lugar la cena del congreso, un hito central que permite intercambiar de forma relajada las impresiones de los temas tratados durante el día y que, desde hace unos años, sirve para rendir homenaje a algunos de los socios que han desempeñado un papel en la AEEE. En este año se entregó la “Medalla de Oro de la AEEE” a tres grandes académicos y amigos que personalizan el espíritu de la asociación: Xavier Lavandeira, Pedro Linares, y Enrique Loredo.
La segunda y última jornada se inició con una mesa redonda moderada por el Decano de la IE Law School, Francisco Javier de Cendra, y que contó con la intervención de: Fernando Hernández, Director de Energía de la CNMC; Javier Latorre de Gas Natural Fenosa; Rafael Sarrionandia de Kappa Nervión; y Georg Zachmann de Bruegel. El debate se centró en los precios finales del sector eléctrico en España, las razones que explican esta situación y el impacto sobre la competitividad. Este fue un ejemplo claro de cómo el diálogo regulador –utility – consumidor –investigador puede ayudar a entender una situación muy compleja y con muchas aristas.
El día continuó con trabajos dedicados a la demanda, la innovación tecnológica, la gestión de los riesgos energéticos, los factores determinantes para la seguridad energética… Así, hasta llegar al cierre del congreso por José María Marín Quemada, presidente de la CNMC. Su vertiente académica y empresarial enriqueció mucho su discurso, cuyo eje central fue la “independencia” como requisito indispensable para que el regulador haga su trabajo de forma rigurosa: velar por la eficiencia en los mercados.
No quisiera acabar el post sin pedir disculpas por mi falta de objetividad al hablar de la AEEE; llevo muchos años formando parte de esta asociación y cada congreso anual ha llegado a convertirse para mí en una ocasión para debatir con amigos (que comparten mi interés por la economía energética) de cuestiones muy trascendentales (visión estructural del modelo energético y sus retos es mi tema favorito).
Debo reconocer que una de las cosas que me “enganchó” de la AEEE fue la ausencia de protocolos y artificios de carácter político o empresarial; no es extraño ver debatir acaloradamente “de igual a igual” en torno a un mismo trabajo de investigación a un académico consolidado, con un directivo y un estudiante.
En fin, ya estoy deseando que llegue el X congreso: hay rumores que indican que se celebrará en una de las islas afortunadas ¡No os lo perdáis!
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