La OECD ha publicado el informe correspondiente a la segunda encuesta sobre el comportamiento ambiental de los hogares, ‘Greening Household Behavior, overview from the 2011 survey’. Esta encuesta en la que participan cerca de 12.000 hogares de once países diferentes, entre los que se encuentra España, es la segunda que realiza este organismo y, que pretende analizar cómo afectan las actitudes medioambientales de los hogares sobre ciertos comportamientos en las siguientes áreas: uso de energía, medio de transporte elegido, uso de agua, consumo de comida, generación de residuos y reciclaje (la primera encuesta fue realizada durante el año 2008). El interés por conocer y explicar la respuesta de los hogares ante diferente políticas públicas, será clave para el diseño y la evaluación de dichas políticas, y esas respuestas, que varían entre los diferentes países, están determinadas en gran medida por las actitudes de sus ciudadanos.
En esta ocasión nuestro interés recae sobre la parte relacionada con el uso residencial de energía, la cual tiene como objetivo mejorar el conocimiento sobre los determinantes del comportamiento de los hogares relacionado con el uso residencial de energía, para así mejorar el diseño y los resultados de las políticas públicas, en particular aquellas relacionadas con el uso de energía renovable y la eficiencia energética. Es importante señalar que algunos de los resultados que a continuación se resumirán, coinciden con los encontrados en la encuesta anterior, en particular la importancia que tienen las actitudes medioambientales de los hogares como conductor de las decisiones relacionadas con la inversión en eficiencia energética y el uso de energía renovable. Por ello, el punto de partida es el análisis de las actitudes medioambientales, y a continuación el comportamiento relativo al uso residencial de energía.
• Actitudes medioambientales: De manera implícita, esas actitudes estarán determinadas por una serie de factores socio-demográficos como pueden ser el género, la edad, ingresos, etc., pero también por la actuación pública de los gobiernos frente a la protección del medio ambiente. Como consecuencia de todo ello, los datos sobre actitudes medioambientales siguen patrones diferentes para cada país analizado. En primer lugar, cuando se pide a los hogares que ordenen en función de la prioridad los problemas a los que se enfrenta el mundo (entre las que están las tensiones internacionales, aspectos económicos, medioambientales, de salud, cuestiones sociales y seguridad personal); al contrario de lo que ocurre con las preocupaciones económicas, que es el problema que todos los países encuentran más preocupante, no existe consenso en cuanto a las preocupaciones medioambientales. En particular, en España es en donde menos prioridad se le otorga.
En cuanto a los factores socio-demográficos que explican esos rankings, las mujeres tienen mayor probabilidad de colocar los problemas medioambientales entre los tres con más prioridad; a pesar de que sorprendentemente en España, Francia, Israel y Holanda este patrón es el opuesto. En cuanto a la edad, excepto en Israel, Japón y Corea, en el resto de países, la edad muestra un efecto positivo sobre la preocupación por el medio ambiente. Con respecto al efecto que tiene la educación, es difícil extraer un patrón común a todos los países. Algo similar sucede con el nivel de ingresos: en Australia, Canadá, Israel y Corea, los encuestados con mayores ingresos son más propensos a colocar la preocupación por el medio ambiente entre las tres más importantes, mientras que en Holanda la preocupación por el medio ambiente es mayor entre la clase media y en el resto de países existe una relación ambigua.
• Comportamiento relativo al uso residencial de energía: Según los resultados de esta encuesta, las actitudes medioambientales juegan un papel fundamental en este campo. En particular, con respecto al uso de energía renovable, lo que coincide con los resultados de la encuesta anterior. En general la disposición a pagar (DAP) media por el uso de electricidad procedente de fuentes renovables se corresponde con un aumento del 12% en la factura de la electricidad (porcentaje que aumenta hasta el 19% cuando no se consideran las DAP igual a cero). Los hogares con mayor DAP corresponden a Chile, Israel y Corea mientras que Holanda es el país con la DAP más baja. Otro aspecto en el que las implicaciones medioambientales han resultados ser importantes es en lo referente al ahorro de energía, al contrario de lo que ocurre con el nivel de ingresos, el cual tiene un efecto negativo sobre la adopción de hábitos de ahorro energético. A pesar de que la mayoría de encuestados de todos los países afirman tener comportamientos de ahorro energético, el hecho de que aproximadamente el 40% de ellos nunca hayan desconectado la opción ‘stand-by’ pone de manifiesto el potencial de ahorro energético que existe.
En lo relativo a la inversión en eficiencia energética, el coste de dichas inversiones es el factor determinante en todos los países. Este hecho contrasta con la baja importancia que dan los hogares al aumento del precio de la energía como factor incentivador de la inversión en eficiencia energética. Otro de las situaciones que destaca la encuesta es la existencia de fallos de información; en numerosos casos, los encuestados desconocen los servicios energéticos que ofrecen las eléctricas, como por ejemplo la instalación de ‘smart meters’ o tarifas especiales para la energía renovable.
Por último, la encuesta realiza algunas preguntas relacionadas con el papel de las etiquetas o certificados energéticos. En general, los encuestados reconocen las etiquetas energéticas para electrodomésticos. En particular Australia tiene el nivel más alto mientras que España tiene el más bajo. Con respecto a los certificados para edificios, en general existe un desconocimiento mayor en todos los países, previsiblemente como consecuencia de una implantación más tardía. A pesar de que los resultados no muestran correlación entre reconocer la información de la etiqueta y tener en cuenta los costes energéticos de una vivienda en el momento de cambio de domicilio, sí que encuentra un mayor nivel de atención hacia los costes energéticos en aquellos países en donde existen sistemas de certificados. En particular, España es uno de los países en donde se presta menos atención a los costes energéticos en contrapartida con Canadá y Suecia, lo que también sería consecuencia de un clima más cálido.
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