Según el informe 2011 sobre el sistema eléctrico español de REE (pág. 52) de los 91.815 GWh generados por el régimen especial, 3.025 GWh han sido de biomasa, doblándose esta cifra con respecto al 2007. El Ministerio de Industria está fomentando la biomasa como energía limpia y renovable (ver un vídeo en la web del IDAE). En nuestro informe sobre la demanda energética española del 2011 estimamos que un 2,3% de la demanda eléctrica española podría ser suministrada por centrales de biomasa para el 2030 y hasta un 3% de las casas podrían tener una caldera de biomasa. La generación eléctrica por biomasa sigue creciendo en todos los países europeos y es una tecnología clave para los exitosos planes de la Unión Europea de reducción de emisiones. En este blog hablamos poco de esta tecnología. Por esto quiero dedicar mi entrada de hoy a Ella.
Según la definición oficial la biomasa es la energía solar convertida por la vegetación en materia orgánica. Dentro de este ramo hay tres tipos: Bosques, Residuos agrícolas y deyecciones y camas del ganado, así como los cultivos energéticos. El último punto se refiere a los biocombustibles; no quiero hablar de ello hoy (para este tema os recomiendo un reciente post de Pablo).
Los bosques producen residuos biológicos constantemente: los arboles crecen y mueren, dejando madera muerta; en otoño se caen grandes cantidades de hojas. Para España en conjunto este recurso es relativamente reducido, porque la península no tiene tanta cobertura de bosques como otras zonas europeas. No obstante para nuestra región, aquí en Galicia, es un tema mucho más interesante – Galicia en particular dispone una gran masa forestal. Cerca del pueblo de Allariz está la central eléctrica de Allarluz. Esta central se aprovecha de los residuos de los bosques de la zona. Allí se utilizan alrededor de 80.000 metros cúbicos de biomasa (mayormente forestal) y producen aproximadamente 8 GWh de electricidad al año. Entre los mayores desafíos para esta planta está el disponer de un constante y fiable suministro de combustible. Los residuos de los bosques contienen una gran parte de humedad/agua que puede llegar hasta un 60% del peso del material. Hace falta almacenar la biomasa hasta un mes para secarla y conseguir un estado adecuado para su combustión. La disponibilidad de la materia prima y centros de almacenaje en la proximidad son una condición fundamental para el funcionamiento de esta planta.
Otro tipo de centrales de biomasa son las de Sanguesa y Briviescas (ver videos promocionales de Acciona sobre estas centrales aquí y aquí, en los cuales además se describen el funcionamiento técnico de las centrales). Estas centrales funcionan con la cooperación del sector agrícola. El cultivo agrícola produce también residuos biológicos. Solamente una pequeña parte de la planta del trigo, por ejemplo, es útil para los fines alimentarias. El resto de la planta, básicamente el tallo entero, es un residuo biológico. En Sanguesa y Briviescas se aprovechan de estos residuos y los convierten en energía térmica para crear vapor y propulsar una turbina generadora. La planta de Briviescas, por ejemplo, tiene una capacidad de 16MW, con lo cual es capaz de dar luz a 40.000 hogares.
La tecnología de la biomasa tiene el potencial para ayudar a los esfuerzos de decarbonizar el sistema energético. Además tiene efectos secundarios deseables. Reduce la dependencia energética externa, y en el caso de los residuos forestales reduce el riesgo de incendios. Además, las cenizas de las centrales de Allarluz, Sanguesa y Briviescas son utilizables como fertilizante en otros sectores. Una mayor logística y creciente cooperación entre sectores industriales diferentes (como por ejemplo entre el agrícola y el eléctrico en los casos de Sanguesa y Briviescas) es una clave para el atractivo y la rentabilidad de este ramo energético.
Según la definición oficial la biomasa es la energía solar convertida por la vegetación en materia orgánica. Dentro de este ramo hay tres tipos: Bosques, Residuos agrícolas y deyecciones y camas del ganado, así como los cultivos energéticos. El último punto se refiere a los biocombustibles; no quiero hablar de ello hoy (para este tema os recomiendo un reciente post de Pablo).
Los bosques producen residuos biológicos constantemente: los arboles crecen y mueren, dejando madera muerta; en otoño se caen grandes cantidades de hojas. Para España en conjunto este recurso es relativamente reducido, porque la península no tiene tanta cobertura de bosques como otras zonas europeas. No obstante para nuestra región, aquí en Galicia, es un tema mucho más interesante – Galicia en particular dispone una gran masa forestal. Cerca del pueblo de Allariz está la central eléctrica de Allarluz. Esta central se aprovecha de los residuos de los bosques de la zona. Allí se utilizan alrededor de 80.000 metros cúbicos de biomasa (mayormente forestal) y producen aproximadamente 8 GWh de electricidad al año. Entre los mayores desafíos para esta planta está el disponer de un constante y fiable suministro de combustible. Los residuos de los bosques contienen una gran parte de humedad/agua que puede llegar hasta un 60% del peso del material. Hace falta almacenar la biomasa hasta un mes para secarla y conseguir un estado adecuado para su combustión. La disponibilidad de la materia prima y centros de almacenaje en la proximidad son una condición fundamental para el funcionamiento de esta planta.
Otro tipo de centrales de biomasa son las de Sanguesa y Briviescas (ver videos promocionales de Acciona sobre estas centrales aquí y aquí, en los cuales además se describen el funcionamiento técnico de las centrales). Estas centrales funcionan con la cooperación del sector agrícola. El cultivo agrícola produce también residuos biológicos. Solamente una pequeña parte de la planta del trigo, por ejemplo, es útil para los fines alimentarias. El resto de la planta, básicamente el tallo entero, es un residuo biológico. En Sanguesa y Briviescas se aprovechan de estos residuos y los convierten en energía térmica para crear vapor y propulsar una turbina generadora. La planta de Briviescas, por ejemplo, tiene una capacidad de 16MW, con lo cual es capaz de dar luz a 40.000 hogares.
La tecnología de la biomasa tiene el potencial para ayudar a los esfuerzos de decarbonizar el sistema energético. Además tiene efectos secundarios deseables. Reduce la dependencia energética externa, y en el caso de los residuos forestales reduce el riesgo de incendios. Además, las cenizas de las centrales de Allarluz, Sanguesa y Briviescas son utilizables como fertilizante en otros sectores. Una mayor logística y creciente cooperación entre sectores industriales diferentes (como por ejemplo entre el agrícola y el eléctrico en los casos de Sanguesa y Briviescas) es una clave para el atractivo y la rentabilidad de este ramo energético.
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