20 noviembre, 2013

World Energy Outlook 2013

El pasado martes se publicó uno de los informes más esperados y leídos del mundo de la energía, el World Energy Outlook 2013. Como siempre, está disponible gratuitamente el resumen ejecutivo (que reconoceré que es el que me he leído por ahora :)). Ya sabéis muchos que esto de la predicción en materia de energía es un arte con unos resultados más que cuestionables, pero aún así, nunca está de más considerarlo "a la Smil", como escenarios posibles.
En esta edición, además, tengo que decir que a mí no me parece que haya nada verdaderamente novedoso. El informe reitera los mensajes ya conocidos de los últimos años: el papel dominante de China e India como principales consumidores (e importadores) de energía, la autosuficiencia energética de Estados Unidos, las diferencias en los precios del gas y electricidad entre las distintas regiones (Europa y Japón las más caras); o el crecimiento de las renovables. También insiste en la urgencia de las inversiones necesarias para mantener la producción de petróleo, en la necesidad de la eficiencia energética, o en la mala senda de las emisiones de CO2. Si acaso, sí me ha llamado la atención los mensajes acerca del refino (que además va a ser el tema del Foro BP de Energía y Sostenibilidad de 2014), a eso le dedico algo más de espacio al final. A continuación me extiendo algo más sobre algunos de los mensajes más importantes.
El WEO llama la atención sobre la relación de la energía con la competitividad, sobre todo, claro, para los sectores más intensivos en energía, que según el informe, suponen un 20% del valor añadido industrial, un 25% del empleo en la industria (y por tanto, claro, un mejor porcentaje de ambos sobre el total de la economía), y un 70% del uso de energía en la industria (ídem). Las diferencias regionales de precios, que se mantendrán según el informe, hacen que el balance de importaciones y exportaciones de estos productos intensivos en energía se modifique. Para mitigar estos problemas, el informe recomienda avanzar en la creación de mercados globales de gas y promover la eficiencia energética (para la que el informe estima un potencial muy elevado).
El informe también avisa de que, con las políticas actuales, las emisiones de CO2 crecerán un 20% hasta 2035, doblando con ello el objetivo de calentamiento global hasta los 3,6ºC. En este sentido, recuerda que, de nuevo, sus recetas fundamentales: la eficiencia energética, la limitación de las plantas de carbón, la reducción de las fugas de metano en la exploración y transporte de petróleo y gas, y la eliminación de los subsidios a los combustibles fósiles.
Por el lado de la producción de energía, el WEO plantea pocos cambios, sobre todo en el medio plazo, para el que prevén precios similares para el petróleo y el mismo papel central de Oriente Medio. Es llamativo a este respecto que, frente a su optimismo con respecto al gas, la AIE considera que los aumentos en la producción de tight oil, o las arenas bituminosas de Canadá, o la producción offshore brasileña, sólo ayudará a mejorar las cosas en los próximos 10 años, para luego volver a precios altos y control de la OPEC. También se reitera el mensaje de otros años de que es imprescindible invertir más para mantener la producción.
Las renovables alcanzarán un 30% de la generación eléctrica mundial, sobrepasando al gas y quedándose muy cerca del carbón. Entre otras cosas, esto se debe a la inversión en China. La nuclear también aumenta en China, India, Corea y Rusia. El carbón seguirá aumentando, sobre todo en China e India, a pesar de las políticas de reducción del uso de carbón en China.
El informe de este año también analiza en particular el sector energético en Brasil. Según sus estimaciones, aumentará mucho su producción (de petróleo y gas natural), y también el consumo. Las renovables seguirán siendo muy importantes en Brasil, tanto para transporte como para electricidad.
Y para terminar, decía que el informe dedica algunos mensajes especiales al refino. Tampoco son nuevos, pero no por ello dejan de ser interesantes:
- Por un lado, el aumento de los combustibles no convencionales (gas natural, coal-to-liquids, etc.) hace que se necesite menos refino. Aunque no lo mencionan en el resumen ejecutivo, entiendo que aquí entra también la electrificación del transporte.
- Por otra parte, sigue creciendo la demanda de diesel, aumentando el desequilibrio en el proceso de refino, y los costes y emisiones de los procesos necesarios para recuperar el equilibrio
- Finalmente, el desplazamiento de la demanda fuera de la OCDE hace que las refinerías en toda la OCDE, y sobre todo en Europa, estén en una situación de alto riesgo. En el informe mencionan que se cerrará una capacidad de 10 millones de barriles diarios (bastante significativa, la capacidad mundial es de 92 Mbd según el BP Statistical Review).
Resumiendo: cambios muy significativos en la industria del refino que habrá que seguir con atención.




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