20 mayo, 2011

Efectos de la volatilidad del precio del petróleo

La creciente volatilidad del precio de las materias primas, y especialmente del petróleo, está suponiendo una dificultad añadida a la recuperación económica de las principales economías del mundo. Tras un periodo de continuas alzas, la semana pasada observamos como el precio del barril de crudo Brent se desplomaba un 13,6% en apenas siete días.
Sin embargo, lo países importadores de petróleo no son los únicos perjudicados por esta situación, los países exportadores también se ven afectados por la alta volatilidad en los precios. En economías pequeñas como la de Méjico, Nigeria o Venezuela, con poca capacidad de influir sobre los precios mundiales, los ingresos provenientes del petróleo representan más del 30% de los ingresos de sus gobiernos. De tal forma que gran parte de su economía depende de un sector cuyos precios son muy volátiles y difíciles de predecir.
Desde que Sachs and Warner (1995) mostraran que los países ricos en recursos naturales tenían tasas de crecimiento de media inferiores al resto de países, mucho se ha escrito para dar respuesta a esta paradoja. Diversos autores han defendido que la alta volatilidad de los ingresos en los países ricos en recursos naturales es la razón principal de sus bajas tasas de crecimiento. El mecanismo económico detrás de este hecho es que la alta volatilidad de los precios del petróleo genera volatilidad en los tipos de cambio reales, desincentivando así la inversión. La baja inversión en capital se traduce en un menor crecimiento de la productividad (Gylfason et al., 1999). De la misma forma, Aghion et al. (2009) muestran que los países con un sector financiero menos desarrollado son los que más sufren por la alta volatilidad del precio del petróleo.
La situación actual, en donde el mercado del petróleo está sufriendo una gran volatilidad, pone en riesgo el crecimiento económico de muchos países exportadores de petróleo. Por ello, es necesario que dichos países pongan en marcha políticas de estabilización, con el fin de evitar que la volatilidad de su sector petrolífero se traslade al resto de sectores. El fondo de estabilización que adoptó Noruega en 1990 es un ejemplo de buena práctica.




Referencias:
Sachs, J.D. and A.M. Warner (1995). Natural resource abundance and economic growth. Leading Issues in Economic Development, Oxford University Press, Oxford.
Gylfason, T., T.T. Herbertsson and G. Zoega (1999). A mixed blessing: natural resources and economic growth. Macroeconomic Dynamics, 3, 204-225.
Aghion, P., P. Bacchetta, R. Rancière and K. Rogoff (2009). Exchange rate volatility and productivity growth: the role of financial development. Journal of Monetary Economics, 56, 4, 494-513.

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