La Asociación de Industriales Metalúrgicos de Galicia (ASIME), compuesta por aproximadamente 800 empresas de ámbitos como el naval, la automoción o la aeronáutica, ha llevado a cabo este mes la primera Conferencia sobre Energía Offshore. De carácter internacional, tanto por sus ponentes como por la temática a tratar, ha tenido como objetivo presentar la situación actual del aprovechamiento marino de la energía, particularmente de la energía eólica offshore, así como sus potenciales oportunidades de negocio presentes y futuras para el sector metalúrgico. La intención es penetrar en esta flamante área.
El evento consistió en 16 ponencias con espacio para el debate. Estas abarcaron desde el repaso del contexto actual, proyecciones y objetivos de la eólica offshore, hasta en las oportunidades de instalación de componentes (cimentación, aerogeneradores, subestaciones, cables…) o el mantenimiento y operación de estos parques marinos. La cifra estimada de negocio hasta 2020 ronda los 150.000 millones de euros.
Actualmente en Europa existen 6 GW de potencia instalada eólica offshore (ver mapa interactivo del Mar del Norte) y las pretensiones, hasta hace poco, eran llegar a los 40GW para 2020. Pero, al parecer, los mercados se están ralentizando, por lo que expertos en esta conferencia abogaban por recalcular las perspectivas.
Capacidad instalada de eólica offshore anual y acumulada. Fuente: EWEA |
Reino Unido es el gran motor de la energía eólica offshore, seguido de lejos por Dinamarca. La ventaja orográfica del Mar del Norte, por su escasa profundidad, hace que sea el enclave ideal por donde se extienden la mayoría de estos parques (el 65% se emplazan en esa zona). Pero a pesar de esta profundidad, que permite la instalación de los aerogeneradores en bases tipo monopilotes (la media de profundidad de instalación actual es de como máximo 30 metros), el coste actual de esta tipología es muy elevado, aproximadamente 3.000€/kW.
Sin embargo, los proveedores de equipos para la eólica offshore son escasos, por ejemplo Siemens instaló en 2012 el 82% de las turbinas en términos de unidades. Pero se prevé la incorporación de nuevos agentes en el sector. Además, mientras que en la eólica onshore el aerogenerador puede significar el 80% del presupuesto del proyecto, en la offshore el porcentaje se reduce al 40-45%. Esto indica que se hay marguen de mejora en los costes al poder innovar en más aspectos.
Por otro lado, en la conferencia se expuso la situación en España de la offshore, y hay que decir que varias voces se lamentaban de que prácticamente no existiera interés en su fomento, a pesar de que el PER 2011-2020 marcaba el objetivo de alcanzar 750 MW de potencia instalada. En el caso de Galicia, por ejemplo, está prohibida la explotación energética marina en prácticamente la totalidad del litoral. A pesar de que la costa ibérica tiene buenos recursos energéticos, su profundidad impide la instalación de parques offshore “convencionales” de pilotes. En este caso, hay que ir a tecnologías de plataformas flotantes: las que actualmente presentan mejor futuro son la tipo jacket y la tipo GBS (gravity-based structure).
Aunque precisamente ayer se inauguró en Canarias el primer aerogenerador marino de España, la industria pide que se fomente la I+D+i en la offshore para aprovechar el know how de la eólica onshore o de la industria naval petrolera, por ejemplo. Que la eólica offshore no sea una tecnología madura para nuestras costas, no significa que no merezca la pena investigarla. De la conferencia se puede concluir que es una salida más que factible para superar la grave crisis del sector naval.
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