Esta semana se ha celebrado la 6ª edición de The Atlantic Workshop on Energy and Environmental Economics (AWEEE). Organizado este año conjuntamente por Economics for Energy y el Centre for European Economic Research (ZEW, acrónimo en alemán), tuvo como eje central la eficiencia energética. A continuación expondremos resumidamente el desarrollo del evento, centrándonos en la primera jornada. En breve se habilitará el contenido multimedia del workshop, tanto a las presentaciones como a las grabaciones de las distintas ponencias y sesiones paralelas.
La conferencia se abrió con un primer bloque de sesiones invitadas compuesto por los profesores Anna Alberini, Antoine Dechezleprete, Kenneth Gillingham y Frank Jotzo. Alberini, del Departamento de Agricultura y Recursos Económicos de la Universidad de Maryland, presentó “Información vs. incentivos para la eficiencia energética: Un estudio sobre el consumo eléctrico residencial en Maryland”. Su trabajo contribuye a arrojar luz sobre las posibles causas de la llamada paradoja de la eficiencia energética, y si ésta se puede mitigar a partir de los programas para promover la eficiencia energética. En particular, se estudia la efectividad (en términos de reducción del uso energético) de dos programas voluntarios ofrecidos por una compañía eléctrica en 2011 para cumplir los objetivos del programa EmPOWER Maryland. El primero consistió en una subvención (de entre 200-400 dólares) para comprar bombas de calor con un factor de eficiencia energética estacional (SEER, acrónimo en inglés) de 14,5 o superior. El segundo consistía en una auditoría energética realizada a los hogares de una hora de duración, gratuita para los hogares y con un coste de 200 dólares para la compañía. Mientras que el primer programa no redujo el uso energético, el segundo tuvo resultados prometedores con una reducción del 5%. Estos resultados hay que tomarlos con cautela pues no se conoce ni cómo redujeron los hogares ese uso ni la duración de dichas reducciones.
Dechezleprete es profesor en la London School of Economics y su charla “Difusión de conocimiento de las tecnologías limpias y contaminantes” parte de dos motivaciones: para combatir el cambio climático se necesita innovación, y la interpretación de las políticas de cambio climático como motor de crecimiento y empleo. En particular, su trabajo compara el grado relativo de difusión entre las tecnologías limpias y contaminantes en los sectores del transporte y la producción eléctrica. Para medir la difusión del conocimiento utiliza las citas de patentes. Su resultado es que las innovaciones limpias tienen más citas, debido en gran medida a su novedad, lo que las hace comparables al sector de las TI. Este resultado justifica la necesidad de apoyos específicos a la I+D en estas tecnologías.
El profesor Gillingham (Universidad de Yale) presentó un estudio para Pennsylvania sobre la heterogeneidad en la respuesta a los precios de la gasolina, teniendo en cuanta el efecto rebote. Este estudio trata de determinar la elasticidad precio de conducir a partir de la demanda VMT (acrónimo en inglés de vehicle miles traveled - una medida de las millas recorridas por los vehículos de una determinada región en un período determinado). Para ello se utilizan datos de las inspecciones de vehículos realizadas en Pennsylvania entre 2000-10 en las que se recoge información sobre emisiones de CO2, kilometraje, características del vehículo, número de identificación (VIN), etc… El resultado que se obtiene es que la respuesta a cambios en los precios de la gasolina es bastante inelástica (en torno a -0.1). Además, la elasticidad se debe principalmente a períodos en los que el precio de la gasolina es alto y a vehículos de alto consumo de combustible. Como el precio de la gasolina es una buena aproximacion del efecto rebote, este resultado indica mucha heterogeneidad en el efecto rebote directo, requiriendo por tanto el diseño de políticas específicas.
La sesión finalizó con una charla sobre la fijación de los precios del carbono en China y Australia, impartida por el director del Centro de Economía y Política Climática (CEEP, acrónimo en inglés) de la Universidad Nacional de Australia, Frank Jotzo, y en la que se analizaron los mecanismos de fijación de precios en ambos países.
A continuación tuvo lugar la plenaria a cargo de Richard Schmalensee (MIT), que presentó los resultados preeliminares del estudio que está llevando a cabo el MIT sobre el futuro de la energía solar. Empezó su charla explicando que la necesidad de disminuir sustancialmente las emisiones de CO2 provocará que haya que realizar reducciones significativas en las emisiones de la generación eléctrica. En este contexto, la escala del recurso solar hace que sea muy adecuado para jugar un papel importante en la reducción de emisiones en el sector eléctrico, ya que su capacidad es enorme y está distribuido de una forma relativamente equitativa a nivel global, si bien no todas las zonas son adecuadas, su transporte puede ser complicado y la irradiación es intermitente. A continuación presentó las dos grandes tecnologías solares: la fotovoltaica y la solar térmica. Con respecto a la primera, explicó que presenta la gran ventaja de que puede funcionar a pequeña escala, pero no es almacenable, mientras que la solar térmica necesita una escala grande y solo puede utilizar radiación directa, por lo que las localizaciones adecuadas para instalarla son limitadas, pero tiene las ventajas de ser almacenable y poder hibridarse con el gas natural.
Seguidamente pasó a examinar la energía solar desde el punto de vista económico, analizando los costes y su evolución, y destacando que la fotovoltaica residencial es mucho más cara que generada en una central. El siguiente punto de su exposición se centró en cuestiones de escala e integración, explicando que para que la solar desempeñe un papel importante en el futuro, la industria y sus suministradores (especialmente los de materiales) deberán aumentar su escala de forma significativa. De todos modos, hay que tener en cuenta que algunos materiales que se utilizan en la actualidad a escala pequeña pasarán a ser mucho más caros cuando se desarrollen a gran escala. Asimismo, con respecto al transporte, a medida que algunas zonas se conviertan en generadoras netas de electricidad habrá que realizar modificaciones en las redes para mantener la calidad del servicio. Finalmente, concluyó su presentación analizando las políticas de promoción de la energía solar. Estas políticas están justificadas para corregir distintos fallos de mercado (spillovers del I+D, externalidades ambientales, seguridad energética) y también por la existencia de barreras a la difusión de la tecnología solar y al comercio de productos en la cadena de valor solar. Sin embargo, dado que los presupuestos son limitados, existe un trade-off entre llevar a cabo una difusión de las tecnologías actuales (más caras) o invertir en I+D para reducir los costes en el futuro. Con respecto a la política de difusión, realizó una crítica de la política fragmentada de EE.UU., explicando que no tiene sentido subsidiar a la solar residencial (cuyos costes es probable que se mantengan elevados) antes que a las centrales solares, así como que las subvenciones a la inversión son menos eficientes que las basadas en los precios o en el output. Por último, en relación a la política de I+D considera que el gobierno se debería centrar en reducir los costes futuros, buscando lograr avances significativos que reduzcan los costes sustancialmente antes que mejoras incrementales de las tecnologías actuales, y su financiación debería ser estable.
En esta primera jornada de la sexta edición del workshop tuvo lugar una mesa redonda dedicada a las fronteras en la economía de la eficiencia energética, que contó con la participación de Xavier Labandeira (Universidad de Vigo y Economics for Energy), Andreas Löschel (ZEW), Michael Hanemann (ASU), Denny Ellerman (EUI), Ignacio Pérez-Arriaga (UPC y MIT) y Kanako Tanaka, (LCS Japan); y centró su debate en las fronteras que se le presentan a la economía de la eficiencia energética. En primer lugar, Xavier Labandeira recordó que este es un tema de gran interés en Economics for Energy y se preguntó si estamos frente a una segunda generación de políticas de eficiencia energética que buscan promover la eficiencia energética interviniendo en el comportamiento de los consumidores mediante instrumentos de información y nudges, y no mediante las tradicionales políticas de mandato-y-control o precios. También Andreas Löschel afirmó que el análisis del comportamiento y la evaluación de este tipo de intervenciones es uno de los intereses de Ergon, el nuevo consorcio internacional de investigación sobre eficiencia energética compuesto por Economics for Energy, CEPE-ETH, FEEM y ZEW.
La intervención de Michael Hanemann sirvió para argumentar este posible giro de las políticas de promoción de la eficiencia energética. Según Hanemann, el consumo de energía en el hogar es un bien invisible. A diferencia del consumo de energía en sectores como el transporte, donde cada consumidor observa perfectamente los litros de combustibles que necesita, en el hogar, los consumidores no pueden observar cuál es su consumo energético, y por lo tanto, puede no tener sentido hablar sobre una curva de demanda de energía en el hogar, ni de intervenciones a través de los precios para desplazarnos a lo largo de la curva de demanda, como llevan planteando las aproximaciones empíricas hasta el momento. En este contexto, el profesor de la Arizona State University destaca la necesidad de hacer que el consumo de energía sea un atributo destacado de los productos, la necesidad de hacer de él un bien visible. Para ello, es necesario definir políticas, como los instrumentos de información, que conviertan el consumo energético en una de las características en las que el consumidor se fije cuando adquiere un nuevo producto. Esto también se puede conseguir a través de los nudges o las intervenciones de comportamiento que en los EE.UU. han demostrado reducir el consumo energético entre un 4 y un 5%, según los primeros estudios.
Otro giro con respecto al modelo de análisis convencional y a la manera en la que entendemos el consumo de energía residencial vendrá originado por el futuro esquema de micro-generación en el que los consumidores dejarán de ser solo consumidores para convertirse en consumidores y productores a la vez; y por la tendencia cada vez más marcada de la monitorización y la programación de los servicios energéticos, que producirán una menor intervención del consumidor. Esta fue la siguiente frontera que planteó Ignacio Pérez-Arriaga, quien también habló sobre un contexto muy diferente para la eficiencia energética en los países en vías de desarrollo.
Por último, Kanako Tanaka recordó el potencial de ahorro energético que sigue sin ser explotado en todo el mundo, en sectores como la industria; y la importancia que tiene la eficiencia energética en Japón también, en donde desde 1978 existe legislación específica para promover la conversación energética, y cuentan con estándares para vehículos, electrodomésticos o material de construcción que debe cumplir unos requisitos de consumo energético. Además, igual que muchos países europeos, existen impuestos sobre determinados combustibles y subvenciones para productos con un alto nivel de eficiencia energética así como sistemas de etiquetado para diferentes productos energéticos.
La jornada terminó con dos sesiones paralelas, las cuales resumiremos en la próxima entrada.
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