Dado que la generación de electricidad resulta mucho más costosa en los llamados momentos ‘pico’ y se reduce notablemente durante los momentos ‘valle’, sería conveniente desde el punto de vista de la eficiencia, que los consumidores finales trasladasen su consumo de los momentos ‘pico’ a los momentos ‘valle’. Sin embargo, generalmente los consumidores finales pagan tarifas fijas o con muy poca variabilidad en precios que no siempre reflejan los costes marginales e impiden que los consumidores puedan ajustar su consumo a la situación real del mercado. Las políticas conocidas como ‘demand-side management’ pretenden generar incentivos para que los consumidores se comporten de la manera deseada y se produzca un abaratamiento de los costes del sistema. Para ello plantean nuevos sistemas de tarifación que reflejen en mayor grado el precio real del mercado y, para esto se necesitan ‘smart meters’ o sistemas que ofrecen información en tiempo real sobre consumo y precios.
Para estimar los beneficios de tales programas, el ‘Center for Energy and Environmental Economics, UCE3’ de la Universidad de California, publicaba recientemente un documento de trabajo que presenta los resultados de un experimento sobre los efectos de una tarifa de precios variables con smart meters, sobre la conservación de energía en 437 hogares de Connecticut. Este estudio muestra como el suministro de información en tiempo real aumenta la elasticidad precio de la demanda residencial de electricidad. Para ello, han diseñado un experimento mediante el cual las familias fueron asignan aleatoriamente a tres grupos diferentes: un grupo control, un grupo con variación de precios y un grupo con variación de precios e información detallada mediante un smart meter. Las variaciones en el precio de los dos últimos grupos respondían a dos tipos de eventos: una notificación sobre aumentos ligeros de precios para el día siguiente y aumentos importantes de precio en la próxima media hora (durante los dos meses que duró el experimentos se produjeron 3 eventos de cada tipo, y el gasto incurrido por dichos hogares fue finalmente compensado). El tercer grupo recibe información en tiempo real, no solo sobre el precio sino sobre su consumo real y cómo éste se está produciendo, de manera que pueden ajustar el uso de sus electrodomésticos para reducir el consumo.
Los resultados del experimento muestran que el grupo que anticipa la variación en los precios (segundo grupo) reduce su consumo eléctrico entre un 0-7% con respecto al grupo control, mientras que el grupo que adicionalmente recibe información detallada por el smart meter es capaz de reducir su consumo del 8-22%. Y lo que es más importante, los resultados obtenidos muestran que los hogares crean hábitos de comportamiento y aprenden a conservar energía ya que los hábitos de conservación perduran durante los días sin eventos de precios.
Otro experimento llevado a cabo esta vez con 332 hogares de Auchkland, el mayor núcleo urbano de Nueva Zelanda, analiza durante un año si la información sobre consumo y precios puede ahorrar energía y si los consumidores trasladan su consumo de energía de los momentos ‘pico’ a los momentos ‘valle’. Gracias a la implantación de contadores inteligentes, un grupo de población (poco representativa) es asignada de manera aleatoria a cuatro grupos diferentes de tarifación: uno en el que pagan lo mismo por la electricidad en todo momento, y tres en los que hay una diferencia entre el precio en los momentos pico y valle, que va desde baja, media y alta. En contra de lo esperado, los resultados muestran muy poca variación en el consumo diario de energía en las horas ‘pico’ entre los diferentes grupos de experimentos, es decir, no se aprecian diferencias significativas entre los grupos que se enfrentan a un pequeño incremento de precios en los momentos ‘pico’ con aquellos que se enfrentan a un aumento importante del precio. Los autores justifican estos resultados con la corta duración del experimento que no recoge los cambios de elasticidad precio a largo plazo, ni la posible adaptación de los consumidores mediante inversiones futuras en eficiencia energética.
Por lo tanto, será muy importante seguir analizando la respuesta de los consumidores ante tales programas con el objetivo de conseguir un sistema más eficiente. Los smart meters son uno de los instrumentos incluidos en el paquete de medidas propuestas para la difusión de la eficiencia energética en edificios que colgamos hace algunos meses en nuestra sección de publicaciones.
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